10 julio 2008

Beethoven: Sinfonía Pastoral



No parece correcto haber dedicado sendos artículos a la Quinta Sinfonía y al Cuarto Concierto y olvidarnos de otra gran obra, de la cual se celebra también su bicentenario: la Sinfonía nº 6 "Pastoral" que fue estrenada junto a ellas. Además, es una música muy adecuada para relajar y refrescarnos en estos días veraniegos.

Esta Sinfonía es una de las más espléndidas obras de música programática que jamás se hayan escrito. Decimos espléndida porque no sólo provoca en el oyente una impresión visual (los paisajes son evocados de una manera clara ante nuestra imaginación) sinó también porque Beethoven hace participar al oyente en su profunda experiencia emotiva. Según nos indica el autor al empezar su partitura, quiere que esta Sinfonía sea "más que una descripción, una evocación de sentimientos", dejando que el propio oyente descubra por sí mismo las secretas alegrías contenidas en la música. Pero, al mismo tiempo, pone al principio de cada movimiento un título descriptivo.

Considerando la obra en su totalidad y teniendo presente el propósito de Beethoven podemos afirmar que la consistencia, variedad y fuerza de esta música procede de alguien que permaneciendo en constante comunicación con la Naturaleza, ha llegado a conocer los secretos de su movimiento, de su reposo y relajación y que, a pesar de la violencia de sus tempestades, sabe que ella representa la paz y la felicidad.


PRIMER MOVIMIENTO: Allegro ma non troppo

"Apacibles sentimientos que despierta la contemplación de los campos"
Una ingenuidad y sencillez de carácter rústico impregna todas las melodías y armonías de la música del primer movimiento. Las primeras fases diáfanas y ondulantes estalecen el ambiente y el humor de todo lo que sigue después. Los sonidos de la Naturaleza suelen repetirse, lo mismo hace Beethoven en este Movimiento y su música resulta tan alegre e inagotable como el canto de los pájaros. El paso a un segundo tema, técnicamente ortodoxo, se realiza de una manera completamente natural, dando más amplitud a los primeros sonidos y realzando este efecto con juguetonas sacudidas en la madera. El segundo tema avanza por la tónica y dominante. Una acumulación de frases repetidas en las tonalidades en sí bemol, re, sol, mi, la, re, sol menor y do, dan el esquema tonal del desarrollo y un vigoroso clímax conduce a la vuelta del tema del principio. En la recapitulación se introducen nuevos contratemas de gran belleza. La sencillez se combina con un sentimiento acogedor que va envolviéndonos con su inefable gracia. los tresillos de la coda nos llevan imperceptiblemente a la figura del principio, la cual se aleja flotando en el aire. Inesperadamente, seis acordes altos preceden un final que lentamente se sumerge en un profundo silencio.


SEGUNDO MOVIMIENTO: Andante molto mosso - "Escenas junto al arroyo"

Las fuerzas de la naturaleza están representadas en el vigoroso impulso del Andante, pues aquí Beethoven nos habla no solamente de la paz de la Naturaleza, de la quietud que se disfruta junto al arroyo y del eterno fluir del agua, sino también del poderoso y a la vez tranquilo crecimiento e incesante movimiento cósmico. Violoncelos con sordina cantan la eterna canción del arroyo, los pájaros gorjean en las ramas de los árboles y su coro se transforma en una melodía prolongada que se agita a lo lejos en el aire. Un nuevo tema en fa mayor indica el principio del desarrollo (el movimiento está en forma de sonata) y un clímax espléndidamente orquestado conduce a una vuelta a los primeros temas. Al final el ruiseñor (flauta), la codorniz (oboe) y el cuclillo (clarinete) cantan sus cadenzas y con esta suave coda la música va debilitándose hasta desaparecer tranquilamente.
TERCER MOVIMIENTO: Allegro - "Fiesta campestre"

¿Se ha escrito alguna vez un scherzo más bucólico y humorístico que éste? Aquí están ciertamente los músicos de aldea que no acaban de dominar sus instrumentos (el fagote está desacompasado y el oboe por poco deja escapar la ocasión de intervenir) sin embargo, consiguen marchar juntos y la fiesta y el baile siguen imperturbables. Un cambio del compás ternario al binario señala la llegada de una pesada y ruidosa danza muy parecida en su ritmo y melodía a la música popular de las provincias renanas. Pero vuelve un ritmo más alegre y los danzantes están tan absortos en su diversión que no oyen el lejan rumor de la tempestad que se acerca.

CUARTO MOVIMIENTO: Allegro - "La tempestad"

De pronto, descarga sobre ellos la tormenta con toda su furia y aquí la música tiene una violencia vívidamente descriptiva. Innumerables compositores, antes y después de Beethoven, han escrito música de tempestad y muchos han imitado el retumbar del trueno (cuerdas bajas, metal y timbales) y el chasquido del rayo (cuerdas altas y madera), pero no se conoce ninguno que haya empleado esos medios de una manera más lógica y apropiada que Beethoven. El ruido no es lo más importante, aunque tiene aquí cierta trascendencia. La fuerza de esa música violenta y tumultuosa, proviene de una serie de modulaciones, los cambios de una tonalidad a otra, aunque sean afines, no son cosa trillada y vulgar en la construcción reiterativa del clímax. La entrada de los trombones marca el momento culminante de la tempestad, la cual va cediendo hasta que sólo se oyen murmullos lejanos; entonces aparece una frase radiante en el oboe, de nuevo brilla el sol y una escala ascendente en la flauta conduce tranquilamente y sin solución de continuidad, al último movimiento.


QUINTO MOVIMIENTO: Allegretto


"Himno de los pastores después de la tormenta"


Este es un canto de acción de gracias de los pastores. Las inflexiones del clarinete y la trompa irrumpen en el tema feliz de este movimiento rondó. Repetido tres veces, la útima en el registro más bajo de toda la orquesta, da orígen a una deliciosa transición, la cual a su vez nos vuelve a una versión embellecida del tema rondó. A cada reaparición, un inagotable acompañamiento contrapuntístico mantiene el constante desarrollo de la música, proporcionándole variedad y contraste con la mínima cantidad de material temático nuevo. El final es característico, una trompa con sordina recuerda las inflexiones con que empieza el movimiento y los sonidos tienden a desvanecerse. De repente, dos acordes altos irrumpen violentamente en sus tranquilas y nostálgicas meditaciones y en esta inesperada nota decisiva termina la Sinfonía.


Ludwig van Beethoven: Sinfonía Nº 6 en Fa Mayor, opus 68 "Pastoral"


2 comentarios:

fran dijo...

AMEN...DE SER UN CLASICO...EN ..MIS AFECTOS..EN MIS SENTIMIENTOS..EN MI ANDAR POR LAVIDA...ACOMPAÑAD..DE LOS CLASICOS DE LA MEDICINA...TAMBIEN....Y/O...PRINCIPALMENTE ME HAN ACOMPAÑADO..LOS CLASICOS DE LA FILOSOFIA.....LA LITERATURA....LA MUSICA....LAS COSAS INFINITAS...CALLARAN TU VOZ...PERO..LA VOZ DEL TIEMPO Y LA JUSTICIA....

Anónimo dijo...

La impresión producida por la lectura eficaz y sosegada de la maravillosa 6 sinfonía, nos transporta a lo mejor de la música, de su efecto balsámico y alimenticio, de sus sublimes momentos que nos emocionan tanto en el segundo movimiento, como en el ultimo, sobre todo el violín y el oboe, pero sin olvidar las maravillosas trompas