Por morboso que parezca hoy en día, la preocupación por la muerte estaba muy de moda en el siglo XIX. El movimiento romántico en la música, el teatro, el arte y la literatura abrazó la idea de la muerte como algo trascendente y satisfactorio en lugar de temible. La ciencia médica estaba todavía en pañales, y la única cura real para muchas enfermedades era el final de la vida. La muerte era suave. La muerte era paz. La muerte era el fin del sufrimiento.
Desde este punto de vista, la fascinación de Franz Schubert por la muerte no era inusual ni inexplicable. En marzo de 1824, después de haber soportado los síntomas de la sífilis durante casi dos años, escribió: "Cada noche, cuando me voy a dormir, espero no despertarme nunca más, y cada mañana solo sirve para recordar la miseria del día anterior".
Como el todavía joven compositor aún no había sido condenado a la tumba, continuó desarrollando su genio musical, y en este mismo mes completó la versión original del Cuarteto de cuerda en re menor, "Der Tod und das Mädchen" (La muerte y la doncella). Basado en el tema inicial de su canción homónima (1817), este cuarteto ilustra claramente la simpatía, incluso el anhelo, de Schubert por la muerte. Al apropiarse de la música de la canción, Schubert también imbuye al cuarteto con los sentimientos del texto original, en el que la Muerte insta a una doncella asustada a confiar en él: no quiere hacerle ningún daño, y ella dormirá profundamente en sus brazos.
Este trabajo es significativo por varias razones. Es considerada una de las mejores obras de cámara de Schubert, y siempre ha ocupado un lugar privilegiado en el repertorio para cuarteto de cuerda. Su contenido francamente programático lo conecta con obras de finales del siglo XIX, en las que las preocupaciones estructurales cedieron ante influencias extra musicales y dramáticas. Por último, el cuarteto es un sorprendente recordatorio para aquellos a los que les gusta encasillar a Schubert como miniaturista o como "compositor de canciones": se encuentra junto a la Sinfonía "Inacabada" y la Fantasía Errante como testimonio de su sentido de la organización a gran escala y de la promesa incumplida como resultado de su temprana muerte.
La obra comienza de forma agresiva, con gestos a toda voz que establecen la estructura temática y rítmica del primer movimiento. Schubert hace uso de uno de sus recursos rítmicos característicos, una negra seguida de tresillos. El segundo tema es dulcemente lírico, alegre y optimista, lleno de vida y energía. El movimiento termina sin aliento pero dulcemente.
El segundo movimiento, un Andante con moto de catorce minutos, introduce el tema de la "Muerte", que corresponde a la introducción inicial para piano de "Der Tod und das Mädchen". Siguen cinco variaciones sobre el tema, todas las cuales varían ligeramente del original, como si la Muerte fuera insistente, no influenciada o disuadida.
Con menos de cuatro minutos, el scherzo del tercer movimiento es abrupto y desconcertante, como si su única función fuera servir de prólogo al final, casi demoníaco. Es rítmicamente desafiante y presenta acentos y cadencias inesperadas.
En el movimiento final, Schubert aplica su impulso y empuje habituales para establecer primero y luego construir una carrera inexorable. La figura de una corchea con puntillo seguida de una semicorchea se utiliza en todo momento como fuerza motriz, aunque se interrumpe con frecuencia. Al final, la Muerte es implacable, y el movimiento se arremolina hacia una conclusión masiva pero abrupta.
Rovi Staff (Traducción del original inglés)
El cuarteto nº 14 (D810) toma su nombre del lied "Der Tod und das Mädchen", D 531, una adaptación del poema homónimo de Matthias Claudius, que Schubert escribió en 1817. El tema de la canción constituye la base del segundo movimiento del cuarteto, una sentencia de muerte que acompaña a la canción sobre el terror y el consuelo de la muerte.
La Doncella:"¡Déjame, ay, déjame!¡Vete, feroz esqueleto!¡Soy joven aún, vete, querido!¡No me toques!La Muerte:Dame tu mano, hermosa y tierna criatura,soy tu amiga y no vengo para apenarte.¡Ten valor! No soy cruel,vas a dormir dulcemente en mis brazos.Lista de reproducción con el lied de Schubert D531 "Der Tod und das Mädchen",el segundo movimiento del cuarteto, que desarrolla la canción y finalmente la obra completa.
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