11 noviembre 2008

Directores famosos: Otto Klemperer ( 1 )

El prestigioso escritor Maurice Shadbolt es autor de este artículo, publicado en una revista en el año 1976.

Llamémosle un milagro de la música. Viena, destruída por la guerra, era en 1947 una ciudad de rostros hambrientos, ropas raídas y estraperlistas. Cierta noche, ante el andrajoso y descorazonado público asistente a una sala de conciertos, un hombre de 62 años de edad, maltrecho pero entero, avanzó trabajosamente hasta el podio del director. Y acto seguido surgió la música.
¡ Y qué música! La oleada de sonidos, bellos, precisos, transfiguró al auditorio. Los hombres se ponían en pie arrebatados por un entusiasmo delirante. Las mujeres lloraban de júbilo y los apláusos resonaban por toda la sala. No obstante, el anciano director apenas se inmutó, hundido al parecer en sus profundidades interiores, mientras la chispa divina de su genio musical inflamaba a Viena.
Aquel mago de la música era Otto Klemperer. Y no es que tuviese aspecto de hechicero, por el contrario, su rostro demacrado, su extenuada contextura de 1,95 metros, sus ojos febriles le hacían parecer más bien un lúgrube testimonio del exilio, del sufrimiento físico y de la angustia mental. Torpe de movimientos, se expresaba con unos ojos de mirada intensa, reveladora de su genio interior, de su entrega a la perfección. Fue uno de los más grandes directores de orquesta de nuestro tiempo; logró sobrevivir a los conflictos de este siglo e interpretó para el mundo a un vasto repertorio de compositores, tanto modernos como clásicos, (desde Mahler hasta Mozart, desde Bruckner hasta Beethoven), en cuya música supo hallar valores que nadie había escuchado antes.

Nacido en 1885 en Breslau, (Baja Silesia, Polonia), a Klemperer no le fue fácil encontrar el camino de la música. Sus padres ,aunque aficionados a ella, eran pobres. Otto, desmañado e increíblemente propenso a los accidentes, era judío en una época de antisemitismo generalizado. Pero, al sentarse al piano, el muchacho descubría que nada de eso importaba. Allí, frente al teclado, superaba su torpeza con una concentración que impresionaba a cuantos le conocían, entre ellos al pariente que sufragó su educación musical.
El joven Otto aspiraba a seguir la carrera de pianista, pero al presentarse al público le inundaba tal sudor nervioso que los dedos le resbalaban sobre las teclas del piano. De manera que el muchacho de veinte años hubo de conformarse con el empleo de acompañante al servicio del virtuoso director Oscar Fried. Sin embargo, cuando después de una función de Orfeo en los infiernos, de Offenbach, Fried tuvo un altercado con la soprano, Max Reinhardt, el empresario, declaró: "¡Muy bien! ¡Dirigirá Klemperer!".

El Rudolfinum (Gran sala de Conciertos) de Praga.

El joven dirigió Orfeo cincuenta veces y con creciente maestría. Durante este período Klemperer se ganó la admiración del compositor austríaco Gustav Mahler, por recomendación del cual se le abrieron las puertas de Praga, primero, y después de Hamburgo, donde un periódico se refirió a él como un meteoro en el horizonte musical. Entre sus triunfos se contaron las óperas Rigoletto y Carmen, en las que cantó el famoso tenor Enrico Caruso.
Cuando Klemperer tenía veintiseis años sufrió una crisis nerviosa, pues la dolorosa verdad es que era un enfermo maníaco-depresivo. Se aisló durante un año para consagrarse al estudio: el trabajo era su única medicina. Escudriñando las partituras de Wagner, de Richard Strauss y Mozart, escuchando la música en su oído mental, logró salir del pozo en que había caído. Posteriormente diría que aquel año, durante el cual acrecentó su repertorio y ahondó sus conocimientos, fue el más decisivo de su existencia.
Retornó de lleno a la vida y a la actividad musical. Mientras trabajaba en Colonia (Alemania), conoció a la soprano Johanna Geissler y se casó con ella; con el tiempo el matrimonio tuvo dos hijos: Werner (el actor) y Lotte.


Otto Klemperer y Johanna Geissler

Pero la oportunidad de distinguirse realmente en el campo de la música contemporánea no se le presentó hasta 1927, cuando Klemperer teía 42 años de edad. Nombrado director de la nueva Compañía de Opera Kroll, de Berlín, supo darle el aire de un ininterrumpido festival musical. Obras célebres como Carmen y Don Giovanni renacieron con decorados y vestuario modernos (Klemperer ponía tanto interés en la escenografía como en la música misma). Operas nuevas, tales como Erwartung, de Arnold Schonberg y Desde un campo de concentración, de Leos Janácek, asombraron y escandalizaron a la vez a los cirscunspectos berlineses. Los cuatro años que Klemperer pasó con la Compañía Kroll fueron los más fecundos en la historia de la ópera del siglo XX.


El Kroll Theater de Berlín

En 1931 la crisis económica y las sospechas políticas motivaron la clausura del Teatro Kroll. Poco después los nacionalsocialistas asumían el poder y empezaron a destituir a los judíos de los cargos públicos. Klemperer fue denunciado, con tenaz saña, como "un hombre cuya concepción del mundo va contra el pensamiento y el sentimiento alemanes". Dejando tras de sí una orden de arresto, y con sus propiedades ya confiscadas, huyó de Alemania con su familia y empezó a peregrinar por el mundo.
Viena, Los Angeles, Nueva York, fueron las primeras de muchas ciudades en que se presentó. De 1933 a 1939 dirigió la Filarmónica de los Angeles, pero sufrió una desilusión cuando se le pasó por alto para el cargo de director titular de la Filarmónica de Nueva York.
Siguieron años sombríos de enfermedades y de relativa oscuridad. En 1938 empezó a sufrir trastornos del equilibrio y le diagnosticaron un tumor cerebral que podía ser fatal. Después de operado, Klemperer quedó parcialmente paralítico: la mano derecha, rígida, no podía sostener ya la batuta. Este nuevo golpe agravó sus accesos de depresión.

Los más grandes directores de la época, reunidos durante una cena en Berlín el año 1929.
De izquierda a derecha: Bruno Walter, A.Toscanini, Erich Kleiber, Otto Klemperer y Wilhelm Furtwängler.
Finaliza el próximo capítulo.
Wagner, Der fligende Holländer, overture. Philharmonia Orchestra. 24,25-02-1960

No hay comentarios: