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15 agosto 2010

Brahms, Doble Concierto violín y violonchelo


En 1887, cuando tenía cincuenta y cuatro años, Johannes Brahms compuso la que sería su última obra orquestal: El Concierto para violín, violonchelo y orquesta en La menor opus 102.
Brahms era entonces un compositor plenamente reconocido y admirado, autor de las cuatro sinfonías, el concierto para violín, los dos conciertos para piano y orquesta, las dos serenatas, el Requiem Alemán, otras importantes obras y la mayor parte de su música para piano y cámara. Sin embargo, el Doble Concierto como también se llama al opus 102 tuvo tan mala acogida de parte de público y críticos, que sin duda desalentado por ello dedicó la década final de su vida a la música de cámara, su favorita, creando quizá como un pequeño desafío de su talento algunas de sus mejores composiciones.

Brahms compuso su opus 102 durante sus vacaciones de verano, en medio de los espléndidos paisajes de Oberland y del Lago Thun (Suiza). La grandiosidad y belleza de la naturaleza siempre inspiraron al compositor, como ya había sucedido con otras obras anteriores. No obstante, esta vez Brahms escribió la partitura con un fin determinado: dedicarla a su gran amigo el violinista Joseph Joachim y poder reconciliarse con él

Un paisaje de Oberland (Suiza)

Cuando tenía veinte años y buscaba como orientar su vocación por la música, Brahms había conocido a Joachim que lo aconsejó y recomendó primero a Listz y después a Schumann. Desde entonces se convirtieron en los mejores y más grandes amigos, hasta que un inesperado suceso interrumpió aquella amistad. Joachim entró en sospechas de la infidelidad de su esposa Amelie con el editor musical Simrock y quiso separarse de ella; Brahms trató de reconciliarlos, pero se puso a favor de Amelie y le escribió una carta expresándole su apoyo y confianza en aquellos momentos. En el proceso de divorcio que tuvo lugar más adelante, ella mostró la carta como una prueba de su inocencia y la consecuencia de todo ello fue el cese de la amistad entre Joachim y Brahms.

Como le ocurría a menudo, Brahms tuvo muchas dudas acerca de la obra antes de que llegara el día del estreno. La elección de la combinación de instrumentos solistas fue algo fuera de lo corriente (Sólo Beethoven se atrevió con su triple concierto), planteándose con ello ciertos problemas de balance entre el violonchelo y el más billante y flexible violín y entre ambos instrumentos y la orquesta; este último aspecto fue solventado por Brahms adoptando una orquestación más ligera que la usual en los pasajes de acompañamiento.
Joachim y Amelie
Y, sin embargo, mostrándose tan plenamente confidente cuando componía para su propio instrumento, el piano, en esta ocasión fue acosado por preocupaciones cuando tuvo que enfrentarse con la técnica de cuerda solista. Escribió a Clara Schumann que el concierto necesitaba ser revisado por "alguien que entienda de violines más que yo". Envió su manuscrito a Joachim como ofrecimiento de paz y éste lo aceptó de buena gana y no mostró reparos en sugerir revisiones a las partes de los solistas, pero Brahms no quería un concierto de virtuosismo, sus ideas iban más allá y procedió a efectuar nuevas versiones por si mismo de los pasajes más comprometidos.

El estreno del Doble Concierto tuvo lugar en Colonia en el mes de octubre de aquel mismo año, dirigiendo Brahms y con Joseph Joachim y Robert Hausmann como solistas.
El concierto se repitió en varias ocasiones durante la temporada 1887-88, con los mismos intérpretes. Después Brahms entregó el manuscrito a Joachim con la anotación "para aquel para el cual fue compuesto".

En torno a esta obra surgieron grandes polémicas a pesar de que más tarde sería considerada como clásica. Esta página sorprende por una serie de características originales, de particularidades y de rasgos que en principio extrañaron a los auditorios y que hoy aceptamos plenamente.
La acogida que en su tiempo tuvo el Doble Concierto fue negativa, tanto más, cuanto se cometió un error en la interpretación. Comparado con los románticos conciertos de bravura, en los que el solista era considerado como el héroe, la obra de Brahms en la que había mucha polifonía y abundante temática, debió de ser considerada como rara y poco convincente.

Las partes de solista requieren buenos intérpretes, sin embargo, ésta parece no estar pensada para una presentación pública con el consiguiente lucimiento de los mismos. La forma es concisa y resumida y el resultado fue que dos conocidos autores como Specht y Niermann consideraron el Doble Concierto como "una de las más inaccesible obras de Brahms, de menos humor" y como "una obra compuesta según unos severos y polífonos puntos de vista; como un documento de poca repercusión". Incluso su gran amiga y confidente Clara Schumann, tuvo una reacción poco favorable comentando "que era poco brillante para los instrumentos"(!). Sorprende un poco esta apreciación de Clara y no sabemos si fue al leer la partitura, ni si más adelante rectificó su opinión.

Resumiendo: En un tiempo de desenfrenado romanticismo e inquebrantables sentimentalismos debía haberse despertado de algún modo la exigencia intelectual de Brahms. En realidad, la obra es el resultado de la lucha a lo largo de una vida en la que Brahms trata de esconder sus agitadas emociones detrás de severas y controladas formas clásicas. Sólo él podía arriesgarse a componer según unas estructuras cuyas exigencias encuadrasen en tan deseado plan, y crear una obra en la que los intérpretes debieran compartir la temática y la libertad de movimientos.

El Lago Thun

Leamos lo que Lionel Salter escribió sobre esta obra.
Primer movimiento - Allegro.

El concierto se inicia con un "tutti" orquestal de cuatro compases que perfila el eventual tema principal del movimiento; el violoncelo recoge las tres últimas notas y se lanza adelante en un recitativo impasible y sin acompañamiento, pero en el tiempo justo, tal como está señalado. Los instrumentos de madera presentan gentilmente el germen del segundo motivo (en tonalidad mayor), el cual es tomado por los violines, quienes a su vez lo desarrollan en forma de rapsodia antes de que se les una el violoncelo en un extenso diálogo. Tan sólo después de esto comienza finalmente el curso del primer movimiento.

Los motivos principales son ampliamente contrastados en carácter, siendo el primero desafiante y apasionado y el segundo cálidamente lírico. Entre ambos, en la presentación inicial de la orquesta de este material, aparece una figura agitada y sincopada, la cual puede escucharse más tarde. Ambos motivos son luego re-expuestos por los solistas en sus propios términos antes de conducir a una breve sección de desarrollo y recapitulación. Ello culmina en un triunfante retorno del segundo motivo en forma de canción; pero Brahms en la coda tuerce la forma de regreso a la del comienzo y la tonalidad de vuelta a menor.


Segundo movimiento - Andante.

Un toque de trompa en cuarta ascendente, con una respuesta en los instrumentos de madera, se convierte en las cuatro primeras notas del tema principal del "Andante", una amplia melodía cantada por los dos solistas en octavas (el intelectual Brahms no puede resistir la tentación de usar también el motivo en forma invertida). Al cesar la melodía, hay un abrupto cambio de de tonalidad -Clara Schumann deploraba en su diario el aparente deseo de Brahms de no demorarse en pasajes que proporcionaban puro placer- y los instrumentos de madera brindan un nuevo y emocionante tema del cual se apropian los solistas. Al final de esta sección la trompeta toca las dos notas que señalan el comienzo, los solistas responden y tras una breve cadencia conducen de regreso al tema en re mayor. Finalmente, hay una coda que se refiere a la sección media y a la ascendente figura en cuartas.




Tercer movimiento
- Vivace non troppo-Poco meno allegro-Tempo primo.
El final es vigoroso y pleno de buen humor ostentando un fuerte sabor de elementos zíngaros, los que a través de la vida de Brahms ejercieron gran influencia sobre su música. La forma del movimiento es un rondó-sonata con el tema zíngaro (a) dictando la forma general. El segundo tema (b) es de un estilo más dignificado, siendo primeramente anunciado por el voloncelo en doble pausa. Después del regreso del motivo zíngaro los solistas se embarcan en una nueva y enérgica idea, la cual finalmente decae para permitir a los instrumentos de madera introducirse con un gentil episodio, mientras los solistas le acompañan con figuras arpegiadas. Hay algo de desarrollo, luego una exposición del primer motivo antes del triunfal retorno del tema original del violoncelo. Esta forma se sustenta hasta el final, pero la última palabra se concede a los zíngaros, si bien ahora arropados de manera más formal y civilizada.

Eschuchemos este magnífico Doble Concierto, opus 102 en una buena versión.

20 septiembre 2009

Brahms y el Lieder ( 1 )



Los conservadores de hoy son, ocasionalmente, los progresistas de mañana. Ese fue el caso del sensible compositor de lieder Johannes Brahms. Antes de que el romanticismo tardío, de orientación literaria, reflejara en la música los estados de ánimo contenidos en un poema, Brahms, volviendo a la simplicidad arcaica de la forma e inspirándose en las canciones populares en el sentido más amplio de la palabra, había conferido al lied con acompañamiento de piano -que estaba entonces a punto de convertirse en un retrato del alma- claridad y contornos bien definidos que serían determinantes para numerosos compositores del siglo XX.

La opus 91, publicada en 1884, es un ejemplo de progresismo dentro de una aparente vuelta atrás. La antigua aria, con instrumento obligado, revive en las dos canciones, en las que la viola se une al acompañamiento de piano, introduciendo a un contrapunto. Los acordes interrumpidos de la viola sugieren en Gestillte Sehnsucht, el murmullo del viento, mientras que en Geistliches Wiegenlied dicho instrumento muestra la antigua técnica de cantus firmus al principio de la vieja nana alemana Joseph, lieber Joseph mein. Ninguna frase suena forzada o anticuada y, sin embargo, cada uno de los versos del lied respira el espíritu de un barroco interpretado de forma libre y romántica.



Dibujo que muestra un joven Brahms

Brahms considera que la melodía y el bajo eran dos elementos decisivos. Para ser hermosa y vibrante, la melodía debe elevarse sobre el bajo, que no constituye sólo un fundamento armónico, sino que es, a su vez, un acompañante vivo y animado. Las partes extremas forman la esencia; las partes internas, por muy ricas que sean, son siempre secundarias. Este principio básico del Brahms compositor de lieder se manifiesta con suma claridad en las canciones de estilo popular, como por ejemplo Von ewiger Liebe, con sus toques eslavos, o la exultante Meine Liebe ist grün. La simplicidad en el lied corre siempre el riesgo de convertirse en sentimentalismo. Stäridchen, por ejemplo, que data de 1889, está en el borde de la sensiblería: gracias a la flexibilidad de la melodía y a una línea de bajo contenida, Brahms evita caer en el sentimentalismo.

Pintura de Claude Monet

Ven, hermosa noche de verano (O komme, holde sommerncaht)
Ven en silencio, hermosa noche de verano;
¡el amor te ha elegido para la victoria!
Ahora muchos capullos se rompen en secreto
las violetas abren sus lindos senos;
ahora la rosa inclina su cabeza en el crepúsculo,
y también ahora mi amada, tan traviesa, será por fin mía!

(Grohe)

Como melodías (Wie melodien zieht es mir)

Como melodías atraviesa
mi espíritu dulcemente.
Como flores primaverales florece
y flota como el perfume.
Pero viene la palabra y lo agarra
y os lo pone ante la vista;
como grises brumas palidece
y desaparece como un soplo.
Y ,sin embargo, en la rima
se oculta todavía un perfume
que el ojo húmedo reclama
de su callada semilla.

(Klaus Groth)

La noche de mayo (Die mainacht)

Cuando la argenta luna
brilla a través del ramaje
y esparce su soñolienta luz
sobre el cesped.
y el ruiseñor canta, yo voy triste y errante
de arbusto en arbusto.
Envuelta en el follaje
una pareja de tórtolos
se arrulla ante mí;
pero yo me vuelvo
y busco sombras más negras
y se escapa una lágrima solitaria.
¿Cuando oh visión sonriente
que resplandece como la aurora
a través de mi alma,
te encontraré en la tierra?
Y la lágrima solitaria
cae sobre mi mejilla
cada vez más caliente.


(L.C. Heinrich Hölty)
Serenata (Ständchen)
La luna brilla sobre los montes,
favoreciendo a los enamorados;
en el jardín se escucha una fuente,
el resto es silencio en todas partes.
Junto a la muralla en sombra
hay tres estudiantes
con flauta, violín y cítara
que cantan mientras tocan.
El sonido se desliza suavemente
hacia el sueño de la más bella;
ella ve a su rubio amante
y murmura: ¡No me olvides!

(Franz Kugler)
Escuchemos a continuación estos cuatro lieder de Brahms, en la espléndida voz de una Jessye Norman de 35 años (1980)


14 septiembre 2009

Brahms y el Lieder ( 2 )



Todos los lieder de Brahms tienen una estructura compacta. Ello se debe, por un lado, a la variedad estrófica, por la cual el compositor tenía una clara preferencia, y por otro lado al método seguido para unir sin costura las diferentes secciones de la composición y para aunar la voz y el acompañamiento pianístico mediante el empleo de motivos similares.También en los lieder que fluyen libremente, las secciones individuales se repiten a modo de refrán. Rige la unidad simétrica incluso donde la fantasía parece libre de seguir a su antojo, como en Mainacht, caso muy distinto es el de Therese (1882) compuesta sobre versos de Gottfried Keller, el cual era en muchos aspectos de espíritu afín al de Brahms.

El músico revela su procedencia de la Alemania septentrional en los Andantes, como por ejemplo en Wie Melidien zieht es mir sobre texto de su compatriota Klaus Groth, o en Immer leisser wird mein Schlummer, que data de su última época creadora. El estilo lapidario de Vier ernste Gesänge anuncia la puesta en música del poema de Heine Der Tod, das ist die kühle Nacht, Brahms trató con muchísimo respeto los versos de Heine, a los que ya habían puesto música sus grandes predecesores Schubert y Schumann.

Brahms escribió unos trescientos lieder para voz solista y piano; parte considerable de estos son arreglos de canciones populares. La voz aguda es, en muchos casos, la primitiva. Es más difícil ilustrar los diferentes periodos de la evolución de Brahms en base a las canciones que, por ejemplo, por su música de cámara o para el piano. Los lieder muestran, en efecto, que tanto en el primero como en el último período rigen los mismos principios.
Karl Schumann


Teresa (Therese)
Tú, joven imberbe
¿cómo me miras así?
¡Que pregunta
me han hecho tus ojos!
Todos los consejeros de la ciudad
y todos los sabios del mundo
callan ante la pregunta
que tus ojos hacen.
Sobre el armario de mi prima
hay una caracola:
acerca tu oreja a ella
y oirás una cosa.
(Göttfried Keller)

Mensaje (Botschaft)
Sopla, brisa, acariciadora y dulce,
por las mejillas de mi amada;
juega tiernamente con sus rizos,
no quiers seguir volando.
Si por azar te preguntara ella
cómo me va en mi dolor,
responde: "Su pena era infinita
sus quejas muy serias;
pero ahora tiene la esperanza
de un maravilloso revivir,
porque tú, preciosa,
te acuerdas de él"
(basado en Hafis)

La muerte es una noche fresca (Der tod, das it die küle nacht)
La muerte es una noche fresca,
la vida un dia sofocante.
Está oscureciendo, tengo sueño.
El dia me ha rendido.
Sobre mi lecho se yergue un árbol
en cuyas ramas canta el ruiseñor.
Sólo canta de amor;
y yo lo oigo, lo oigo incluso en sueños.

Escuchemos estos tres lieder de Brahms, en la voz de Jessye Norman


26 mayo 2008

Johannes Brahms - 175 Aniversario (1)

Se cumple el día 7 de Mayo de este año, el 175 Aniversario del nacimiento de uno de los más grandes compositores que han existido: JOHANNES BRAHMS. Por este motivo, hemos decidido reproducir un excelente e interesante artículo escrito por Jordi Cervelló (1), publicado hace 25 años en la desaparecida revista "Algo" y que encontramos buscando por nuestra pequeña biblioteca.

(1) Jordi Cervelló i Garriga (Barcelona 1935) es un compositor catalán que estudió violín y composición con Joan Massiá y Josep Mª Roma respectivamente. Después estudió en Milán, Siena y Salzburgo. Fue profesor y pedagogo en el Conservatorio de Barcelona de 1982 a 1996 y también es crítico y escritor, autor del tratado "Principios fundamentales sobre la técnica del violín". En el año 2006 recibió la distinción honorífica "Creu de Sant Jordi" que concede el Ayuntamiento de Barcelona a personalidades relevantes.


Johannes Brahms 1833 - 1897


En 1833, Hamburgo, la gran ciudad hanseática, no era sólo uno de los mayores y más prósperos puertos del norte de Europa, era también un importante centro de cultura alemana.
En lo referente a la música, existía una sólida tradición iniciada en el siglo XVII con la creación del Collegium Musicum. En el curso del siglo siguiente, la vida musical de la ciudad fue marcada por la personalidad de tres hombres ilustres: Johann Mattheson, Georg Philip Teleman y Carl Philip Emanuel Bach.

El primero, cantor, compositor, teórico y crítico ejerció su influencia a través del primer periódico musical "Crítica Música" del que fue fundador. En 1703, presentó a sus conciudadanos, a un joven músico de gran talento: Georg Frederich Haendel. Teleman, quizás el músico más famoso y considerado de su generación, transcurrió 40 años en Hamburgo (de 1727 a 1767) dominando la escena musical para dar paso a su ahijado Carl Philip Emanuel Bach.

La ciudad de Hamburgo (Alemania/Europa) en el año 1894

Con tales precedentes, Hamburgo era la ciudad adecuada para ser la cuna, hace 175 años, de uno de los más grandes artistas que Alemania ha dado al mundo: Johannes Brahms.

El futuro gran compositor nació el 7 de Mayo de 1833 en el seno de una modesta familia formada por Johann Jacob Brahms y Johanna Nissen. Johanna, casi 20 años mayor que su marido, era el verdadero jefe de la familia. Llena de sentido práctico y buena administración, mantenía el orden en el hogar. Johann Jacob que contaba 24 años al momento del nacimiento de su hijo, tocaba el contrabajo y la trompa en la orquesta que actuaba en el Alster Pavillon de Hamburgo. Aunque nunca pasó del diletantismo, Jacob estaba dotado de fantasía musical y de temperamento; pronto se percató de las dotes musicales de su hijo.


Los padres de Johannes Brahms, Joseph y Johanna

Años de formación

Naturalmente, fue él quien impartió al pequeño sus primeras lecciones de música y cuando se dio cuenta de que ya nada podía enseñarle, le confió a un maestro más competente: Otto Cossel. Era el año 1840 y Johannes contaba siete años. Además de sus enseñanzas pianísticas y del descubrimiento de J.S. Bach, Johannes Brahms debió a Cossel el haber sido salvado de emprender un camino equivocado. En efecto, unos años más tarde, un empresario teatral de paso por Hamburgo oyó casualmente tocar al pequeño Brahms y concibió la idea de organizar una gira del muchacho por América. Empezó a presionar en este sentido a Jacob Brahms para que diera su consentimiento a un proyecto que la reportaría fama y dinero. Muy probablemente Jacob se habría dejado convencer sin la intervención de Cossel. Este conocía bien los peligros que acechan a los niños prodigios y las consecuencias a menudo desastrosas de un éxito prematuro. Johannes no debía abandonar sus estudios y perfeccionarse para llegar a ser un verdadero virtuoso.

Ayuntamiento (Rathaus) de Hamburgo. Esta ciudad tiene canales como Amsterdam y sus edificios antiguos son muy parecidos

Para sentirse respaldado, Cossel recurrió a Eduard Marxsen, el más conocido maestro de piano de Hamburgo y le expuso el problema. Marxsen estuvo de acuerdo con él y aceptó de tomar al pequeño Brahms como discípulo. Este segundo maestro era un notable pedagogo, había estudiado con Ignaz Seyfried (discípulo de Haydn y Mozart) y además de un óptimo pianista era un hábil compositor. Marxsen dio a su discípulo una sólida formación y supo inspirarle afecto y devoción duraderos. Incluso cuando ya era famoso, Brahms sometía todas sus composiciones al juicio de su anciano maestro antes de hacerlas públicar. En aquellos años de formación Brahms estudió también idiomas y se interesó por la literatura, sobre todo por la poesía. Para ayudar a costear sus estudios y no pesar sobre el modesto balance de su familia, aceptó trabajo como pianista en una taberna del barrio del puerto.


Un joven y atractivo Brahms en 1853 con veinte años.

A la conquista de Alemania

En 1850, un elemento pintoresco vino a animar la existencia algo monótoma del joven músico. Exilado tras la rebelión húngara de 1848-49, llegó a Hamburgo el violinista Eduard Remenyi. Hombre de mundo, de temperamento aventurero, desenvuelto y algo charlatán, Remenyi causó gran impresión en el ingenuo Brahms y entre ellos nació la amistad.

Años más tarde Brahms escribiría: "nunca pude aprender mucho de Remenyi; había demasiadas mentiras en él". Sin embargo en 1853, estuvo bien dispuesto a partir con él a la conquista de Alemania. Los dos compañeros partieron de Hamburgo el 19 de abril, a finales de mayo llegaron a Hannover donde Brahms encontraría el hombre clave de su vida: Joseph Joachim. El gran violinista captó inmediatamente el verdadero valor de aquel muchacho de 20 años quien, además, le inspiró una instintiva simpatía.

Joachim se dio cuenta de que Remenyi sólo quería explotar las dotes pianísticas de Brahms y le aconsejó de separarse de él. La despedida de los dos artistas fue bastante brusca; Remenyi siguió con su existencia nómada y Brahms emprendió el camino de Weimar para ser presentado a Franz Liszt.

Franz Liszt. Genial compositor, no se entendió bien con Brahms.

A pesar de las palabras antes citadas, de Brahms sobre Remenyi, su relación con el violinista no fue sin frutos. En efecto por mediación de él, Brahms conoció muchas melodías del folklore húngaro que utilizó para sus Danzas húngaras, obras que se hicieron popularísimas.

El encuentro con Liszt no dio el resultado esperado. Brahms no estaba a gusto en el ambiente elegante pero mundano y chismoso de Weimar y el prestigioso maestro le apareció no desprovisto de histrionismo. Por su parte, Liszt no simpatizó con su joven colega; entre los dos se levantó un infranqueable muro de incomprensión recíproca. Fue nuevamente Joachim quien actuó como agente del destino enviando a Brahms a Düsseldorff tras haber escrito a Robert Schumann de acogerle en su casa.




El Königs allee (King's Avenue) de la ciudad alemana de Düsseldorff donde vivía Schumann

Continuará en un próximo capítulo.

A continuación vemos a Arthur Rubinstein que interpreta el "Intermezzo" op.117, nº 2 de Johannes Brahms





El gran violinista Yehudi Menuhin nos ofrece la danza húngara nº 4 de Brahms. Al piano Antal Dorati.



19 mayo 2008

Johannes Brahms - 175 Aniversario (2)

Brahms en 1861 cuando tenía 28 años.

Brahms y los Schumann

Aunque provisto de una carta de presentación, Brahms dejó pasar unos meses antes de emprender el viaje a Düsseldorff. Un hecho acaecido algún tiempo antes le hacía vacilar. Durante una gira de conciertos los Schumann habían pasado por Hamburgo. En aquella ocasión, Brahms había enviado al maestro algunas composiciones suyas para que las examinara. El sobre le había sido devuelto sin abrir. Por fin, Brahms logró decidirse y el 1 de Octubre de 1853, llamó a la puerta de la casa Schumann.

Una fotografía de la ciudad de Düsseldorff

El primer encuentro de Brahms con el matrimonio Schumann se desarrolló de forma muy distinta de como había ocurrido con Liszt. Como distinta era la alegre casa de la Vilkerstrasse, llema de voces de niños y de música, de la suntuosa mansión de Liszt en Weimar. Sentándose al piano, Brahms tocó su Sonata en do mayor; bastó el primer movimiento para que Schumann, entusiasmado, llamara precipitadamente a Clara: "Ven rápido! ¡Es un genio!"
La misma palabra había empleado Schumann para calificar a Chopin que no se lo agradeció.
Con Brahms las cosas fueron distintas. Entre los tres nació una verdadera amistad basada sobre el entendimento espiritual; fue como si los tres se completaran recíprocamente. Pero, ¿Fue solamente amistad lo que Johannes sintió para Clara? Una ojeada a la nutrida correspondencia que los unió a lo largo de todas sus vidas demuestra que fue amor, un amor puro y desinteresado, el sentimiento que Clara inspiró a Brahms.


Los Schumann: Clara y Robert

En cuanto Schumann, no quiso demorarse en imponer a la atención del mundo musical alemán aquel que, según palabras de Joseph Joachim, era "un nuevo astro en el firmamento musical". El 28 de octubre escribió: "Pensaba que, un día, se presentaría de improviso alguien llamado a manifestar de forma ideal la más alta expresión de su tiempo, alguien que nos daría la perfección magistral, no a través del desarrollo gradual de su ingenio, sino de golpes, como Minerva cuando salió enteramente armada de la cabeza del Crónida. Y esta sangre joven, cuya cuna vigilaron las Gracias y los Héroes, llegó. Su nombre es Johannes Brahms; llegó de Hamburgo donde componía en un silencio oscuro, pero sobre el cual vigilaban Gracias y Héroes. Se inspira en las formas más difíciles del arte. En su persona se veían todas las señales que nos anuncia: he aquí a un elegido...".

Tales apasionadas frases pertenecen a un famoso artículo titulado Nuevos Caminos que fue al mismo tiempo la presentación de Brahms y la despedida de Schumann, ya que fue el último artículo que publicó en la revista "Neue Zeitschift für Musik".


Joseph Joachim, gran violinista y amigo de Brahms. Su influencia fue importante en la vida y obra del compositor.

Primeras obras

¿Cuales eran, en aquel momento, las obras de Brahms que tanto entusiasmaron a Schumann?
Antes que nada sus tres sonatas para piano, sus opus 1, 2 y 5 respectivamente en do mayor, fa sostenido menor y fa mayor. Son tres obras de amplias dimensiones que demuestran la capacidad de su autor de construir vastas arquitecturas. En otra parte del artículo citado, Schumann las definió "sinfonías veladas". Y era precisamente una sinfonía lo que Robert y Clara esperaban de Brahms, sin embargo sus obras siguientes fueron tres colecciones de lieder (los op. 3, 6 y 7) primera contibución del compositor a un género muy adecuado para quien se había nutrido de poesía en sus primeros años. Tras los lieder vendrían las variaciones, una forma musical particularmente querida por Brahms y en la cual sobresaldría como nadie. Su primer ensayo fueron las "Pequeñas variaciones" sobre un tema de Schumann. Más adelante Brahms volvería a este género con dos obras importantes, la "Variaciones sobre un tema de Paganini" op. 35 y las "Variaciones sobre un tema de Haendel" op. 24 cuya poderosa fuga final se inspira directamente en modelos barrocos.

El castillo de Detmold

Brahms en Detmold

En 1856 Schumann murió. Brahms se quedó algún tiempo en Düsseldorff junto a Clara, pero al año siguiente aceptó un puesto en la corte del príncipe de Lippe en Detmold. En aquella pequeña ciudad de Westfalia, entre 1857 y 1859 Brahms se familiarizó con la música de Haydn y descubrió la antigua música alemana que caló muy hondo en él. Tuvo además sus primeros contactos efectivos con la orquesta e hizo sus primeras armas como compositor para esta agrupación. De aquellos tiempos datan la "Serenata en re mayor" op. 11 y la "Serenata en la mayor" op. l6, ambas escritas en la sencilla forma de suite. En Detmold existía además un pequeño coro al que proporcionar un repertorio. Para este conjunto y para otro de Hamburgo compuesto sólo por damas (el servicio en Detmold permitía a Brahms de hacerse cargo también del conjunto hamburgués) Brahms compuso varias piezas de música sacra inspiradas en modelos del pasado y otras de música profana que, en cambio, son de contenido y contornos románticos.



Una vista de Detmold, que posée muy bellos paisajes

En 1859, Brahms abandonó Detmold pensando de establecerse nuevamente en Hamburgo. Esperaba obtener la dirección de la Singakademie hecho que le hubiera permitido quedarse cerca de sus padres cuyas relacones no marchaban bien. Desgraciadamente tales deseos no pudieron realizarse ya que la plaza fue concedida a un amigo del compositor, Julius Stokhausen. Desilusionado Brahms se trasladó en 1862 a Viena y fue la Singakademie de esta ciudad quien le ofreció el puesto de director. Fue sin embargo un cargo efímero ya que en 1864, Brahms se dio cuenta de que podía vivir, aunque sin lujos, de los beneficios de sus ediciones y de su actividad concertística y decidió convertirse en un profesional libre. Entre tanto sus padres se habían separado definitivamente creando una situación difícil para el compositor que tuvo que mantenerlos en casas separadas hasta que en febrero de 1865 su madre murió.



Otro bonito paisaje de Detmold
Continuará en el tercer capítulo.

A continuación vemos a Jessie Norman cantando el lieder de Johannes Brahms titulado: "Geistliches Wiegenlied"






Y ahora una verdadera joya: el Concierto nº 2 para piano y orquesta de Brahms interpretado maravillosamente por un joven Mauricio Pollini junto a la orquesta Filarmónica de Viena, todos dirigidos por Claudio Abbado. Es una grabación realizada en 1976 en el Musikverein.

(Esto es una lista de reproducción, se puede escuchar el concierto completo o bien elegir alguno de los seis vídeos que lo componen con el segundo botón a la zquierda).
NOTA: Los vídeos 4 y 5 que corresponden al "andante" parece que hay un problema para verlos. Los demás se ven bien.


12 mayo 2008

Johannes Brahms - 175 Aniversario (3)


El "Requiem alemán"

Johannes sintió profundamente la muerte de su madre y concibió, en memoria de ella, una obra de envergadura, el "Requiem alemán" que escribió entre 1866 y 1867 y que le acreditó como compositor de primera línea. Se trata de una obra basada sobre una libre adaptación, efectuada por el mismo Brahms, de los textos bíblicos. Los solistas vocales, soprano y barítono, tienen un rol reducido, predominando el coro. La orquestación es muy elaborada.

Fue algo más que amor el sentimiento entre Clara Schumann y Brahms durante toda su vida. La música y la mútua admiración que sentían el uno por el otro, los unió con un profundo vínculo espiritual.

Debemos volver algunos años atrás para hablar de dos acontecimientos importantes de la vida del compositor: un noviazgo fustrado y el estreno de su primer concierto para piano. En el verano de 1858, Brahms (que tenía entonces 25 años), transcurrió algunos días de vacaciones en casa de su amigo Albert Dietrich, en otro tiempo asiduo de la casa de los Schumann. La joven esposa de Dietrich presentó a Brahms una amiga suya, Agathe von Siebold. Era una muchacha extraordinariamente hermosa, dotada además de una bella voz y de gran musicalidad. Brahms quedó fascinado y los dos jóvenes se prometieron. Se ha atribuído a los celos de Clara Schumann la responsabilidad de la ruptura entre Johannes y Agathe.( Sin embargo, Brahms que le dedicó su hermoso sexteto nº 2 opus. 36, le escribió: Os amo...! Pero no soy capaz de encadenarme! )Parece que también tuvo parte en ello la mala acogida que obtuvo el Primer Concierto en re menor para piano y orquesta. La composición de esta obra había sido bastante trabajosa. En 1854, siguiendo los consejos de Schumann, Brahms inició una sinfonía. Insatisfecho de cuanto había escrito transformó la sinfonía en una sonata para dos pianos pero tampoco esta fórmula le pareció bien y decidió que la nueva obra sería un concierto.


Manuscrito del sexteto nº 2 de Joahnnes Brahms

El Primer Concierto para piano y orquesta en re menor op. 15 se estrenó en Leipzig en 1859 y como ya se ha dicho, no tuvo éxito. Principales motivos del fracaso fueron, por un lado la naturaleza misma del concierto, una obra de gran aliento, meditativa e íntima y absolutamente ajena a todo virtuosismo. (En el mismo se reflejan los profundos sentimientos del compositor ante la tragedia de los Schumann: la enfermedad de Robert y su muerte y el dolor de Clara).
Por otro, también cierta imperfección en la instrumentación. Esta experiencia negativa no desanimó a Brahms quien la juzgó incluso fructífera: "Fue probablemente la mejor cosa que podía ocurrirme, ya que me forzó a reflexionar y la reflexión estimuló mi coraje".
Lo cierto es que durante algún tiempo Brahms se mantuvo alejado de las formas sinfónicas y cuando volvió a interesarse por ellas había resuelto espléndidamente todos los problemas técnicos y formales.

Johann Strauss II y Brahms. Los dos fueron muy buenos amigos

Plena madurez artística en Viena

Tras su establecimiento en Viena (1862), Brahms alcanzó su plena madurez artística. Nacieron entonces varias de sus más importantes obras de cámara: el sexteto en si bemol mayor op. 18, los "Cuartetos con piano" op. 25 y op.26, las ya citadas "Variaciones sobre un tema de Haendel" op. 24 y una colección de Lieder inspirados por un poema medieval "El romance de Magelone", etc.
Brahms había encontrado definitivamente su propio lenguaje. Un lenguaje que cumplía una feliz síntesis entre las formas clásicas y el espíritu romántico resolviéndose en un estilo muy personal e independiente de cualquier corriente contemporánea. Alemania estaba entonces dividida entre el conservadurismo de Leipzig que se remontaba a Mendelssohn y el vanguardismo de Weimar instaurado por Liszt; Brahms se mantuvo ajeno a tendencias siguiendo su propio camino sin dar demasiada importancia a éxitos o fracasos.

El palacio Belvedere en Viena

Las sinfonías

En 1874, Brahms puso a prueba su técnica orquestal con las "Variaciones sobre un tema de Haydn" y tras esta obra se sintió por fin seguro para dar término a su Primera Sinfonía. Iniciada en el lejano 1859, la Primera Sinfonía necesitó quince años para adquirir su forma definitiva. Fue estrenada en 1876 obteniendo un gran éxito. ¿Por qué Brahms titubeó durante tantos años antes de decidirse a enfrentarse con el género sinfónico?. Sin duda tuvo mucha parte en ello el conjunto se sentimientos amor-veneración y temor que le inspiraba la obra de Bethoven en este caso. Sabía que sus composiciones serían inevitablemente comparadas a las del gran maestro de la sinfonía y quería estar a la altura de tal comparación.

Busto de Brahms en Viena

Al año después del estreno de la Primera, Brahms empezó a componer su Segunda Sinfonía que completó en sólo cuatro meses. Mientras la estaba esribiendo, Brahms no resistió la tentación de divertirse engañando a sus amigos sobre el carácter de la nueva obra. El editor Simrock se quedó muy perplejo cuando Brahms le dijo: "La nueva sinfonía es tan melancólica que no será capaz de soportarla. No he escrito nunca nada tan triste en tono menor, la partitura debe ser publicada con ribetes negros".
Tras esta declaración, la sorpresa de los adictos al compositor fue mayúscula cuando, en el estreno se encontraron frente a una de las obras más amables y serenas de la literatura sinfónica.
También la Segunda Sinfonía en re mayor op.73 obtuvo un gran éxito, sin embargo tuvieron que transcurrir cinco años antes de que Brahms se interesara nuevamente por el género sinfónico. En efecto, la Tercera Sinfonía en fa mayor, op. 90 se estrenó el 2 de diciembre de 1882 y la Cuarta y última en mi menor op. 98, el 25 de octubre de 1885.



Vista de la Glorieta y sus jardines en Viena. Brahms vivió la mayor parte de su vida én esta ciudad

Finaliza en el próximo capítulo.


La pianista Helene Grimaud nos ofrece la rapsodia op. 79 nº 1 de Brahms




Herbert von Karajan dirige en 1973 a la Orquesta Filarmónica de Berlín en el 4º movimiento (final) de la Sinfonía nº 2 de Brahms



Y para finalizar, un fragmento del "Requiem Alemán" titulado "Dem alles fleisch..."

05 mayo 2008

Johannes Brahms - 175 Aniversario (4)

Monumento a Brahms en Viena

Obras de gran envergadura

Los cinco años que separan las dos series de sinfonías fueron particularmente fecundos. Brahms compuso entonces sus obras de mayor envergadura, el Concierto para violín y orquesta (1878) una de las obras cumbres de la literatura violinística, el monumental Segundo Concierto para piano y orquesta (1881), la Obertura para una fiesta académica,, la Obertura Trágica y alguna de las Danzas Húngaras. A esta obras sinfónicas se añade la Primera Sonata para violín y piano op. 78, llamada Regensonate, de las otras dos sonatas para violín y piano, la Segunda op. 100 nació en 1885 durante un feliz verano transcurrido junto al lago de Thun, mientras que la Tercera op. 108, de atmósfera muy distinta, es de 1888.

Muy copiosa ha sido la producción de Brahms en cuanto a la música vocal a lo largo de toda su vida. Comprende varias colecciones de Lieder, coros a cappella, coros mixtos, coros para voces de mujer y de hombre, cuartetos, dúos y dos obras mayores: el ya citado Réquiem Alemán y Rinaldo, una composición , dramática en cinco cuadros.


Johannes Brahms fotografiado en su estudio

Brahms vivió consagrado a su arte

Desde que decidió ser un músico libre, la existencia de Brahms fue la de un hombre completamente dedicado a su arte. Tras el éxito del Réquiem Alemán en 1868, su situación económica se consolidó llegando a ser muy holgada en los años siguientes. Entre 1871 y 1874, Brahms dirigió las temporadas de conciertos de la Sociedad de los Amigos de la Música en Viena
influyendo grandemente sobre el gusto musical vienés.
Después del fallido noviazgo con Agathe von Siebold, Brahms tuvo otros amores de poca duración. El más serio fue el que le inspiró la hija de Schumann, Julia, cuya mano pidió en 1869 ( él tenía 36 años) siendo rechazado. Otro amor de Brahms fue la jovencísima y encantadora Elisabeth Stockhausen. En aquella ocasión, sin embargo, el compositor no se decidió a declararse y la muchacha se convirtió pronto en condesa von Herzogenberg. Estos interludios sentimentales turbaron sólo fugázmente la tranquila y laboriosa existencia de Brahms, cuyas grandes realizaciones le procuraron varios reconocimientos oficiales. En 1877, la Universidad de Cambridge le nombró Doctor Honoris Causa, la de Breslau hizo lo mismo en 1881. Poco después fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes de Berlín y en 1886 de la de París.



En 1891, se declararon casi imperceptiblemente los primeros síntomas de la enfermedad que le llevaría a la tumba, un cáncer de hígado. Brahms, sin hacer mucho caso, siguió llevando su vida habitual y componiendo. Tras el bellísimo trío para violín, violoncelo y piano op. 101 escrito en 1886, produjo otras admirables obras de cámara: El Quinteto de cuerda op. 111 en sol mayor, el Trío op. 114 y el Quinteto op. 115 ambos con clarinete. Su última composición vocal serán los "Cuatro cantos serios" op. 121 para bajo y piano, una obra de inspiración bíblica, su verdadero despido de la vida. Sin embargo, Brahms, artista alemán por excelencia, cerraría su existencia con una obra digna de de Bach y del gran arte alemán barroco, los espléndidos Preludios-Corales para órgano op. 122.
"Desde lo más profundo de mi corazón, mis más afectuosos deseos van hacia tí". Con estas palabras enviadas en mayo de 1896, en ocasión del cumpleaños de Johannes, Clara Schumann se despidió de su fiel amigo. Unos días más tarde, Marie Schumann escribiría a Brahms: "Hoy nuestra madre se ha dormido tranquilamente".
Con la misma serenidad, el compositor terminaría su vida el 3 de Abril de 1897.


Los restos de Brahms descansan en Viena



Sinfonía nº 3 en Fa Mayor, op. 90, tercer movimiento "Poco Allegretto"




Concierto para violín en Re Mayor, op. 77. Henryk Szering violín, Orquesta de la Sociedad de Conciertos de París, dirige Paul Paray. Es una grabación de 1962.

(Esto es una lista de reproducción, se puede escuchar la obra completa o elegir uno de los tres vídeos que lo componen: 1er movto. 2º y tercero. Si se interrumpe el enlace y sale el mensaje "I am sorry...", pulsando de nuevo se restablece la conexión con youtube).