28 octubre 2010

Dvorak, Vodnik (El Duende de las Aguas)


Ante la proximidad del Día de Difuntos, de noviembre el mes de las Ánimas y como nó, de la celebración del popular Halloween, nos parece oportuno hablar sobre el libro Kytice del escritor checo Karel Jaromir Erben.
Conocido también como "El ramillete de flores" (A Bouquet of National Legends) , este libro que fue publicado en 1853 hace más de ciento cincuenta años, está considerado un clásico de la literatura.
Se trata de una colección de trece baladas, inspiradas a su vez en leyendas del folklore eslavo, escritas en hermosa forma poética y donde se mezclan la lírica, el misterio y el horror, con un fondo moralizante sobre los sentimientos y las relaciones humanas.

En uno de los relatos el autor nos cuenta la historia de una mujer incapaz de dar amor a su esposo, ya que de noche su alma mora en un sáuce del jardín. El marido finalmente corta el árbol, pero al hacerlo muere la esposa.
En otro, una joven reza a la Virgen que le devuelva el novio que ha muerto o le quite a élla la vida. Se oyen unos golpes en la ventana y aparece el difunto, la joven le sigue feliz y enamorada hasta que advierte que se hallan en el cementerio donde esperan otros difuntos para realizar con ella una macabra ceremonia ritual. Huye aterrorizada, refugiándose en una casita que resulta ser la morgue donde reposa un muerto. De milagro, consigue escapar del infernal acoso.
Kytice tuvo influencia en la literatura y se convirtió en fuente de inspiración para una serie de posteriores obras de arte. En 1972 se estrenó un musical sobre esta obra y en el año 2001 el cineasta F.A.Brabec rodó la versión fílmica de siete baladas de Erben.


El compositor Antonín Dvorak escribió varias obras vocales inspirándose el texto del libro Kytice. Entre enero y febrero de 1896 compuso Vodnik el primero de los cuatro poemas sinfónicos inspirados en las baladas de Karol Jaromir Erben, al que poco después siguió Polednice (La bruja del mediodia), Zlatì kolovrat (La rueca de oro) y Holoubek (La paloma del bosque).
Dvorak compuso su obra en forma de rondó, marcando siete temas principales a la vez que seguía fielmente el texto de Erben. El duende del agua se presenta con un tema a partir de tres notas repetidas que son vitales para toda la composición pues la mayoría de los otros temas empiezan con tres repeticiones. El tema de la hija trata de reflejar su inocencia, pero en realidad es el mismo del duende desarrollado en distinta forma. La habilidad de Dvorak se manifiesta en toda la obra, cambiando los temas de principal a secundario, invirtiendo el ritmo de las notas y tratando en todo momento de expresar los sentimientos de los protagonitas y el ambiente que les rodea.


Un duende del agua (espíritu maligno que arrastra a las personas hasta las profundidades) está sentado en un álamo junto al lago donde mora, entonando una canción a la luna mientras cose una chaqueta verde y unas botas rojas para su próxima boda.

En la aldea cercana, una joven se despierta temprano y coge su ropa para ir al lago a lavarla. La madre angustiada relata a su hija un extraño sueño que ha tenido, en el cual la ha visto vestida con túnicas blancas como la espuma de un remolino de agua y con perlas de lágrimas de profundo dolor igual que un collar alrededor de su cuello. Siente que este sueño es un presentimiento y advierte a la hija que no se acerque al lago.
A pesar del aviso, la joven se siente extrañamente atraída hacia allí y apenas moja su vestido en el agua se hunde el puente de madera y un remolino la engulle hacia el fondo. Secuestrada por el malévolo duende se ve obligada a casarse con él en una extraña y fastuosa ceremonia donde participan como caballeros y damas de honor cangrejos negros de río y peces plateados.
Pasado un tiempo, la joven ha tenido su primer hijo y le canta una melancólica canción de cuna donde expresa todo el dolor y tristeza que la consume por hallarse cautiva en aquel sombrío lugar donde no luce el sol. Esto enoja al duende, aunque élla procura calmarlo y a la vez le suplica que le permita volver a tierra para visitar a su madre. Él se resiste, pero finalmente la deja ir, con tres condiciones: No debe abrazar a nadie, ni siquiera a su madre, debe dejar a su hijo en el lago y por último tiene que regresar cuando toquen las campanas del crepúsculo.

Grande es la emoción y ternura con que se reencuentran madre e hija, aunque también esté presente el sufrimiento de ambas por el breve encuentro y la pronta separación impuesta por el duende. Al atardecer, la madre angustiada retiene a su hija y le prohibe regresar al lago.
Suenan las campanas de vísperas, la luz del día ya desaparece para dar paso a las primeras sombras de la noche. De pronto, suenan unos secos y fuertes golpes en la puerta de la casa y aparece el duende reclamando a su esposa para que le prepare la cena. La madre, con energía y coraje le replica que coma de lo que tiene. Regresa el duende por segunda y tercera vez, diciendo que se ha de hacer su cama y luego que el niño llora y tiene hambre. Responde la madre que traiga el niño con ellas.
El duende regresa al lago enfurecido y lleno de cólera enmedio de una impresionante tormenta. Se escucha el llanto desgarrador de un niño y después todo queda en calma.
Un rastro de sangre se escurre por debajo de la puerta de la casa donde están madre e hija y al abrirla se encuentran un pequeño cuerpo sin vida.



Vodnik se estrenó en Londres el 14 de noviembre de 1896, bajo la dirección de Henry Wood,aunque se había ofrecido antes una interpretación semipública el 1 de junio en el Conservatorio de Praga, con el director Antonín Bennewitz.
Para su ejecución en Austria por La Orquesta Filarmoníca de Viena con el director Hans Ritcher, Robert Hirschfield pidió a Dvorak una descripción de la obra, y el compositor en una carta le envió esta respuesta:

Allegro vivace: El duende del agua (Flautas)
Andante sostenuto: La joven (clarinete) y su madre (violines) diciendo a la hija su mal sueño y advirtiendola de no ir al lago
Allegro vivo: La muchacha hace caso omiso de la advertencia (violines y oboes) y cae en el lago en poder del duende.
Andante: La miseria del mundo submarino.
Un poco piú lento e molto tranquilo: La joven canta una canción de cuna a su hijo (flauta y oboe).
Andante: El duende del agua le dice que deje de cantar y tienen una disputa.
Lento assai: La joven visita a su madre y tienen un triste reencuentro (violonchelo y trombón).
Allegro vivace: La tormenta en el lago, se oyen las campanas, los golpes en la puerta de la casa y finalmente, una fuerte explosión orquestal cuando el duente arroja el cuerpo sin vida del niño.
Andante sostenuto: croar de las ranas (picolo y flautas) la madre quejándose que el viernes fue un dia de mala suerte (corno inglés y clarinete bajo) angustia terrible de la madre (oboes, cellos y contrabajos) desaparición misteriosa del duende en la profundidad del lago.

Información para este artículo ha sido obtenida de Wikipedia.

Escuchemos Vodnik, El Duende de las Aguas de Antonín Dvorak



Para ver una serie de vídeos que nos relatan las baladas de Kytice en bellas imágenes AQUI

07 octubre 2010

Chausson, Poéme de l'Amour et de la Mer


El compositor francés Ernest Chausson puso música a unos poemas escritos por su amigo Mauricio Bouchor y tituló su obra "Poéme de l'Amour et de la Mer" (Poema del Amor y el Mar).
Consta de dos piezas para voz y orquesta: "La Fleur des eaux" y "La Mort de l'Amour" con un intermedio entre ambas. La poesía es exquisitamente romántica y la partitura musical acompaña el texto con lograda inspiración.

Comenzada en 1882, Chausson no la concluyó hasta casi diez años más tarde, dedicándola a Henri Duparc. La primera audición fue el 21 de febrero de 1893 en Bruselas (Bélgica) con el compositor al piano y el tenor Désiré Demest en la parte vocal, y el 8 de abril siguiente se estrenó la obra por la Orcheste de la Société Nationale de Musique, con la soprano Eléonore Blanc.



La flor de las aguas (Le fleur des eaux)

El aire está lleno de un exquisito perfume de lilas,
que, floreciendo de arriba a abajo de los muros,
embalsaman los cabellos de las mujeres
El mar y el sol resplandeciente lo abrazan todo
Y en la arena fina, que ellas vienen a besar,
ruedan olas deslumbrantes.

Oh, cielo, que de sus ojos llevas el color,
Brisa que cantarás entre las lilas en flor
para salir embalsamada,
Riachuelo que mojarás su vestido,
Oh, verdes senderos,
vosotros que os estremeceréis bajo sus bonitos y pequeños pies,
dejadme ver a mi amada!

Y mi corazón se ha despertado esta mañana de estío,
porque una niña bonita era al rio,
dejando vagar sus ojos claros sobre mí,
y sonriendo con un gesto a la vez tierno y salvaje.

Tu, que transformas la juventud y el amor,
tú te me apareciste como el alma de las cosas;
mi corazón voló hacia tí, lo retuviste y no me lo has devuelto,
y del cielo entreabierto llovían rosas sobre nosotros.

Que sonido lamentable y salvaje
se escuchará en la hora del adiós!
La mar rueda sobre la ribera,
burlona e indiferente
en la hora de la despedida.

Pasan unos pájaros con las alas desplegadas,
por encima del abismo casi alegre;
iluminada por el sol, la mar es verde,
y yo sangro, en silencio,
mirando como brilla el cielo.

Sangro al mirar como mi vida
se aleja como las olas;
Me arrebatan mi única alma
y el clamor oscuro de las olas
tapa el sonido de mis sollozos.

Quién sabe si esta mar cruel
la devolverá a mi corazón?
Tengo la mirada fija en ella;
la mar canta, y el viento burlón
se mofa de la angustia de mi corazón.



La muerte del Amor (La mort de l'amour)

Bien pronto la isla azul y alegre
se me aparecerá entre las rocas;
La isla sobre el agua silenciosa
flotando como un nenúfar.

Atravesando la mar amatista
lentamente se desliza el bajel,
y yo seré a la vez alegre y triste
con tantos recuerdos. Bien pronto!

El viento hace rodar las hojas muertas;
Mis pensamientos
ruedan como las hojas muertas,
en la noche.

Nunca habían brillado tanto en el negro cielo
los millares de rosas de oro de las que cae el rocío!
Una danza espantosa, y las hojas mustias,
que emitían un sonido metálico, bailaban un vals,
y parecían gemir bajo las estrellas, mientras relataban
el dolor inenarrable de los amores difuntos.

Las grandes hayas plateadas que la luna besaba
eran aunténticos espectros: toda mi sangre se helaba
viendo a mi amada sonriendo de manera extraña.

Nuestras frentes estaban pálidas como de dos muertos
Y, sin decir nada, volviéndome hacia ella, pude leer
aquella palabra terrible escrita en sus grandes ojos: olvido.

El tiempo de las lilas y el tiempo de las rosas
ja no volverá esta primavera;
El tiempo de las lilas y de las rosas
se ha extinguido como el de los claveles.

El viento ha cambiado y el cielo es triste,
y ya no volveremos a correr, para coger
las lilas floridas y las bonitas rosas;
La primavera está triste y no puede florecer.

Oh! Alegre y dulce primavera,
Que, el pasado año nos vino asolear,
La flor de nuestro amor esta tan marchita,
Ay! que tu beso no la puede reanimar!

Y tú, ¿qué haces? No hay flores abiertas,
Ni sol alegre, ni frescos umbráculos;
El tiempo de las lilas y el tiempo de las rosas
Ha muerto, como nuestro amor, para siempre.


Victoria de los Angeles nos ofrece esta insuperable interpretación del "Poéme de l'Amour et de la Mer" de Ernest Chausson. (Los hermosos videos son de operazaile )