22 julio 2008

El Festival de Bayreuth ( 1 )

Alemania es una república parlamentaria federal de dieciséis estados (Bundesländer). En uno de ellos, Baviera (capital Munich) está la pequeña ciudad de Bayreuth, que cuenta unos setenta mil habitantes y se halla situada en las orillas del rio Meno. Es famosa en el mundo entero por su Bayreuth Festspielhaus, teatro de ópera construído especialmente para representar las obras del compositor Richard Wagner y por el Festival de Bayreuth que cada año se celebra allí a finales del mes de julio y primeros de agosto.



Los orígenes del Festival se remontan al interés que el propio Richard Wagner tenía en contar con independencia financiera. El empeoramiento de su relación con su gran admirador y mecenas Luis II de Baviera, le llevó a dejar Munich, dónde en un principio tenía planeado celebrar el festival. Después se interesó por Núremberg, lugar que habría reforzado la significación de sus obras, como Die Meistersinger von Nürnberg. Finalmente, el consejo de Hans Richter, le hizo centrarse en Bayreuth, localización que contaba con tres grandes ventajas.
En primer lugar, la ciudad contaba con un espléndido escenario: el teatro de Ópera construido para Margrave Fredericky su mujer Friederike Sophie Wilhelmine (hermana del rey prusiano Federico el Grande) en 1747. Con su amplio aforo y su excelente acústica, el teatro era ideal para el propósito de Wagner. En segundo lugar, la ciudad de Bayreuth se encontraba fuera de las regiones en las que Wagner ya no disfrutaba del derecho a interpretar sus propias obras, que había vendido en 1864 para aliviar sus problemas financieros. Por último, la ciudad no tenía una vida cultural que pudiese competir con el talento artístico de Wagner. Una vez inaugurado, el festival sería la principal atracción en el desértico entorno cultural de Bayreuth.


En Abril de 1870, Wagner y su mujer, Cosima, visitaron Bayreuth, encontrando inadecuada la Ópera. Se construyó pensando en las orquestas barrocas del siglo XVIII, y no podía acomodar los complejos montajes y las grandes orquestas que requerían las óperas wagnerianas. Sin embargo, los Burgomaestres se mostraron dispuestos a la construcción de un teatro totalmente nuevo, y se programó la inauguración del festival para 1873. Después de una reunión estéril para financiar el proyecto en la primavera de 1871 con el Canciller alemán, Otto von Bismarck, Wagner se embarcó en una gira para recaudar fondos por toda Alemania.
En un primer momento el público no se mostró muy pródigo. Así, para hacer frente al esfuerzo económico, que incluía la construcción de un nuevo teatro, Wagner siguió el consejo de su amigo y admirador Emil Heckel y promovió la constitución de numerosas sociedades wagnerianas para sufragar el festival. Entre otros lugares se formaron sociedades en Leipzig, Berlín y Viena.
A pesar del atractivo de las sociedades, basado en el rol de nuevo Reich alemán que ocupaba Wagner, las sociedades y otras fuentes de financiación no alcanzaron los fondos necesarios para finales de 1872. Wagner decidió entonces tratar de nuevo con Bismarck en agosto de 1873, siéndole de nuevo denegados los fondos.
Desesperado, Wagner se dirigió de nuevo a su antiguo mecenas, Luis II, quién finalmente accedió a prestarle apoyo financiero. En enero de 1874 comenzó la construcción del teatro diseñado por Gottfried Semper. El debut planeado para 1875 tuvo que posponerse un año debido a la construcción del teatro y otros retrasos.

Vista del impresionante Teatro de la Opera de Bayreuth, aunque no era el ideal que buscaba Wagner.

Desde su inauguración en 1876, el festival de Bayreuth se convirtió en todo un acontecimiento sociocultural. Asistieron al festival jefes de estado como el Kaiser Guillermo I, Pedro II de Brasil, Luis II (en secreto, probablemente para evitar al kaiser) y miembros de la nobleza, además del filósofo Friedrich Nietzsche; y grandes compositores contemporáneos de su director como Anton Bruckner, Edvard Grieg, Piotr Chaikovski y Franz Liszt.
En el plano artístico, el festival fue un éxito rotundo. "Lo que ha acontecido en Bayreuth es algo que nuestros nietos y sus hijos seguirán recordando" escribió Tchaikovsky en calidad de corresponsal ruso. Sin embargo el aspecto financiero era desastroso, y el festival no empezó a obtener beneficios hasta bastantes años después de su inauguración. Wagner se vio obligado a celebrar el festival un segundo año consecutivo y viajó a Londres para dirigir una serie de conciertos tratando de paliar el déficit. A pesar de los problemas económicos durante los primeros años, el festival pudo seguir celebrándose gracias a subvenciones estatales y donaciones de influyentes wagnerianos, incluido Luis II.
Desde sus comienzos, el festival atrajo a los más reputados solistas y directores, que en muchas ocasiones prestaron sus servicios gratis. Entre estos estaba Hans Richter, que dirigió el primer ciclo del Anillo en 1876. Otro fue Hermann Levi, personalmente elegido por Wagner para dirigir el debut de Parsifal em 1882. Levi, hijo de un rabino, se convirtió en el principal director del festival las siguientes dos décadas. Felix Mottl, que participó en Bayreuth de 1876 a 1901, dirigió Tristán e Isolda en 1886.
Cosima Wagner, hija de Franz Listz mostraba gran parecido con su padre y poseía una gran personalidad.

Hasta la década de 1920, las representaciones del festival se ejecutaban estrictamente de acuerdo a la tradición establecida bajo el mecenazgo de Luis II. No se suprimió ni una nota de las largas óperas wagnerianas. Wagner solía insistir en utilizar animales vivos en el escenario en las partes de sus óperas que los mencionaban, tradición que continuó su esposa Cosima Wagner. De esa manera, el público vio desfilar por el escenario los rebaños de ovejas de Fricka, los cuervos de Wotan y el oso y la rana de Sigfrido. Las Hijas del Rin oscilaban en el aire, mientras Wagner dirigía, gracias a unos cables camuflados como "aguas" azulverdosas que caían del techo del montaje.
Wagner vivió en Bayreuth desde 1872 hasta 1882. Su casa llamada Wahnfried fue construída gracias también a la generosidad de Luis II y hoy está convertida en museo wagneriano. A su muerte, ocurrida en Venecia en 1883 cuando contaba setenta años, su esposa Cosima mujer de extraordinaria energía dirigió constantemente la organización de los Festivales. En 1930 fallecieron Cosima a los 93 años y también su hijo Sigfried, por lo cual la esposa de éste Winifred asumió la dirección de los mismos.
Tristán e Isolda, una bella y trágica historia de amor.

Finaliza en el próximo capítulo.

Se puede ver a continuación la siguiente lista de vídeos. Recordamos que con el segundo botón de la izquierda se puede elegir cualquier video.

Arturo Toscanini dirige la Orquesta NBC, Preludio acto III de la ópera Lohengrin.
Herbert von Karajan, Orquesta Filarmónica de Berlín, obertura de la ópera Tannhauser. Furtwängler Cabalgata de las Walkirias de la ópera "La Walkiria". Eugen Jochum Opera Tristán e Isolda. Funeral de Sigfrido, ópera del mismo nombre.


19 julio 2008

El Festival de Bayreuth ( 2 )

En la década de 1920, Winifred Wagner (que dirigió el festival tras la muerte de su marido Siegfried en 1930) se convirtió en seguidora y amiga cercana de Adolf Hitler. Gracias a esta amistad, el festival mantuvo su independencia artística durante el Tercer Reich, mientras que otros teatros fueron políticamente instrumentalizados. Irónicamente, Hitler asistió a representaciones que incluían cantantes judíos y extranjeros, mucho después de que se les prohibiera actuar en todos los teatros germanos. La influencia de Winifred sirvió incluso para que Hitler escribiese (a petición de ella) al director anti-fascista italiano Arturo Toscanini, pidiéndole dirigir el festival, a lo cual Toscanini se negó. De 1933 a 1942 el director fue casi siempre Karl Elmendorff.


Precisamente durante el Tercer Reich el festival rompió con la tradición por primera vez, abandonando las deterioradas composiciones del siglo XIX ideadas por Wagner. Hubo muchas protestas, también de prestigiosos directores como Toscanini y Richard Strauss y de familiares del mismo Richard Wagner. Para muchos, cualquier cambio era una profanación de la herencia dejada por "El Maestro" (Wagner). A pesar de todo, Hitler aprobó los cambios, facilitando el camino a posteriores innovaciones que se darían en las próximas décadas.
Los bombardeos aliados destruyeron alrededor de dos tercios de Bayreuth, aunque afortunadamente el teatro quedó intacto. Al terminar la guerra, Winifred Wagner se vio obligada a dejar la dirección del festival acusada de colaboracionismo con el partido y el régimen nazi. Los activos del Festival de Bayreuth y su dirección recayeron en sus dos hijos, Wolfgang y Wieland. Las representaciones se reanudaron en 1951 después de un periodo en el que sirvió de teatro para soldados norteamericanos.

La casa de Richard Wagner en Bayreuth. La llamó "Wahnfried"

Bajo la dirección de Wieland Wagner, el "Nuevo Bayreuth" se envolvió en una nueva era, revolucionaria en muchos aspectos. Quedaron atrás todos los elaborados decorados naturalistas, que dejaron paso a nuevos montajes de corte minimalista. En comparación, los cambios de entreguerras parecían insípidos y convencionales. Por primera vez en su historia, el público abucheó al finalizar las representaciones. Wieland fue especialmente criticado por la producción de Die Meistersinger de 1956. Muchos críticos conservadores lo vieron como una humillación de lo que era "sacra tradición germánica".
Wieland defendía los cambios como un intento de crear un "escenario invisible" que permitiría a la audiencia experimentar todos los aspectos psicosociales del drama sin las distracciones de los elaborados decorados. También se ha especulado con que desnudando las obras de Wagner de sus elementos históricos y germánicos, Wieland intentaba distanciar el festival de su pasado nacionalista y crear nuevas producciones con un atractivo universal. Con el tiempo, muchos críticos llegaron a apreciar la belleza única de las reinterpretaciones que Wieland hizo de las obras de su abuelo.

Wagner sentado al piano y Luis II detrás escuchando

Las innovaciones de Wieland dieron lugar a comparaciones con las que en su día introdujo su hermano Wolfgang, que fueron unánimemente tachadas de poco inspiradas por la crítica. Si las de Wieland eran radicales, las de Wolfgang eran "regresivas". Aunque minimalista en principio, los montajes de Wieland resucitaron muchos de los elementos románticos y naturalistas de las producciones pretéritas. Así, la prematura muerte de Wieland en 1966, dejó a muchos con dudas sobre el futuro del festival. Se empezó a cuestionar la hegemonía de Bayreuth sobre el resto de óperas alemanas, y se llegó a sugerir que se trasladaran producciones nuevas y más interesantes a otras ciudades.
El Nuevo Bayreuth fue una época que brilló especialmente por un alto nivel canoro y directorial nunca visto, con directores de la talla de Hans Knappertsbusch, Wolfgang Sawallisch, André Cluytens, Clemenss Krauss, Joseph Keilberth o Herbert von Karajan y cantantes épicos como Wolfgang Windgassen, Jon Vickers, Astrid Varnay, Birgit Nilsson, Martha Mödl, Hans Hotter, Gustav Neidlinger, Hermann Uhde, George London o Josef Greindl.
En 1973, superado por abrumadores críticas y disputas familiares, el festival y sus activos fueron transferidos a una recién creada Fundación Richard Wagner, cuyo consejo de dirección incluía a miembros de la familia Wagner además de otros nombrados por el estado. Wolfgang Wagner conservó la presidencia de la administración; su idoneidad para el cargo nunca ha sido cuestionada.


<

La sala del Festspielhaus posée una acústica y carácterísticas excepcionales y se asemeja a los antiguos teatros griegos.

Mientras Wolfgang Wagner continuaba administrando el festival, a principios de los setenta, la producción de las obras pasó a manos de una serie de nuevos directores, que Wolfgang bautizó Werkstatt Bayreuth (El taller de Bayreuth). La producción más exítosa del Werkstatt Bayreuth fue el Ciclo centenario del Anillo, bajo la dirección del francés Patrice Chereau. Chereau utilizó un montaje del S.XIX renovado, siguiendo la interpretación de George Bernard Shaw, que veía El Anillo como una obra de carácter social sobre la explotación de la clase obrera por los ricos capitalistas del S.XIX. La audiencia se vio dividida entre aquellos que consideraron la obra una ofensa y aquellos que la consideraron como el mejor ciclo del Anillo jamás producido. La polémica no tenía precedentes en la historia del festival. Las actuaciones por el contrario, fueron aclamadas como una de las mejores jamás vistas en la historia de la ópera.



Otros grandes directores que participaron en el Werkstatt Bayreuth fueron Jean-Pierre Ponnelle de la Ópera de París, Sir Peter Hall de la Royal Shakespeare Company y la pareja formada por Götz Friedrich y Harry Kupfer, ambos de la Ópera Estatal de Berlín en la antigua RDA. Finalmente, la decisión de Wolfgang de rejuvenecer Bayreuth con directores experimentales ha restablecido sin duda la reputación del festival como el líder mundial en la ópera wagneriana.
El festival sigue bajo la dirección de Wolfgang Wagner, que no renunció a ello a pesar del apoyo de los 21 miembros del Consejo de directores a su primogénita Eva Wagner-Pasquier en 2001. Wagner planea traspasar la dirección a su segunda hija, Katharina, y a su segunda mujer, Gudrun.
A pesar de las luchas internas por su control, el festival sigue atrayendo miles de visitantes cada verano. La demanda (unas 500.000 peticiones) supera con creces la oferta (60.000 entradas); el tiempo de espera es de entre 5 y 10 años, con ciertas excepciones para donantes del Festival, mecenas famosos del mismo y entusiastas del Maestro.

Fuente: Wikipedia


Ver a través de Internet, Programas e información sobre el Festpielhaus en su página oficial AQUI

Escuchar por la radio

Como todos los veranos Radio Clásica de Radio Nacional de España retransmitirá en directo la primera función de todas las representaciones, audición que podrá seguirse a través de Internet a todo el mundo.

Mas información sobre el Festival de Bayreuth en Wagnermanía

A continuación podemos ver los siguientes vídeos:

Cheryl Studer en Lohengrin, Bayreuth 1991.
Bayreuth 1976, producción famosa de Pierre Boulez y Patrice Chereau: El Oro del Rhin; final de La Walkiria; Sigfried "murmullos de la selva".
Final de Parsifal año 1998, dirigida por G. Sinopoli.

10 julio 2008

Beethoven: Sinfonía Pastoral



No parece correcto haber dedicado sendos artículos a la Quinta Sinfonía y al Cuarto Concierto y olvidarnos de otra gran obra, de la cual se celebra también su bicentenario: la Sinfonía nº 6 "Pastoral" que fue estrenada junto a ellas. Además, es una música muy adecuada para relajar y refrescarnos en estos días veraniegos.

Esta Sinfonía es una de las más espléndidas obras de música programática que jamás se hayan escrito. Decimos espléndida porque no sólo provoca en el oyente una impresión visual (los paisajes son evocados de una manera clara ante nuestra imaginación) sinó también porque Beethoven hace participar al oyente en su profunda experiencia emotiva. Según nos indica el autor al empezar su partitura, quiere que esta Sinfonía sea "más que una descripción, una evocación de sentimientos", dejando que el propio oyente descubra por sí mismo las secretas alegrías contenidas en la música. Pero, al mismo tiempo, pone al principio de cada movimiento un título descriptivo.

Considerando la obra en su totalidad y teniendo presente el propósito de Beethoven podemos afirmar que la consistencia, variedad y fuerza de esta música procede de alguien que permaneciendo en constante comunicación con la Naturaleza, ha llegado a conocer los secretos de su movimiento, de su reposo y relajación y que, a pesar de la violencia de sus tempestades, sabe que ella representa la paz y la felicidad.


PRIMER MOVIMIENTO: Allegro ma non troppo

"Apacibles sentimientos que despierta la contemplación de los campos"
Una ingenuidad y sencillez de carácter rústico impregna todas las melodías y armonías de la música del primer movimiento. Las primeras fases diáfanas y ondulantes estalecen el ambiente y el humor de todo lo que sigue después. Los sonidos de la Naturaleza suelen repetirse, lo mismo hace Beethoven en este Movimiento y su música resulta tan alegre e inagotable como el canto de los pájaros. El paso a un segundo tema, técnicamente ortodoxo, se realiza de una manera completamente natural, dando más amplitud a los primeros sonidos y realzando este efecto con juguetonas sacudidas en la madera. El segundo tema avanza por la tónica y dominante. Una acumulación de frases repetidas en las tonalidades en sí bemol, re, sol, mi, la, re, sol menor y do, dan el esquema tonal del desarrollo y un vigoroso clímax conduce a la vuelta del tema del principio. En la recapitulación se introducen nuevos contratemas de gran belleza. La sencillez se combina con un sentimiento acogedor que va envolviéndonos con su inefable gracia. los tresillos de la coda nos llevan imperceptiblemente a la figura del principio, la cual se aleja flotando en el aire. Inesperadamente, seis acordes altos preceden un final que lentamente se sumerge en un profundo silencio.


SEGUNDO MOVIMIENTO: Andante molto mosso - "Escenas junto al arroyo"

Las fuerzas de la naturaleza están representadas en el vigoroso impulso del Andante, pues aquí Beethoven nos habla no solamente de la paz de la Naturaleza, de la quietud que se disfruta junto al arroyo y del eterno fluir del agua, sino también del poderoso y a la vez tranquilo crecimiento e incesante movimiento cósmico. Violoncelos con sordina cantan la eterna canción del arroyo, los pájaros gorjean en las ramas de los árboles y su coro se transforma en una melodía prolongada que se agita a lo lejos en el aire. Un nuevo tema en fa mayor indica el principio del desarrollo (el movimiento está en forma de sonata) y un clímax espléndidamente orquestado conduce a una vuelta a los primeros temas. Al final el ruiseñor (flauta), la codorniz (oboe) y el cuclillo (clarinete) cantan sus cadenzas y con esta suave coda la música va debilitándose hasta desaparecer tranquilamente.
TERCER MOVIMIENTO: Allegro - "Fiesta campestre"

¿Se ha escrito alguna vez un scherzo más bucólico y humorístico que éste? Aquí están ciertamente los músicos de aldea que no acaban de dominar sus instrumentos (el fagote está desacompasado y el oboe por poco deja escapar la ocasión de intervenir) sin embargo, consiguen marchar juntos y la fiesta y el baile siguen imperturbables. Un cambio del compás ternario al binario señala la llegada de una pesada y ruidosa danza muy parecida en su ritmo y melodía a la música popular de las provincias renanas. Pero vuelve un ritmo más alegre y los danzantes están tan absortos en su diversión que no oyen el lejan rumor de la tempestad que se acerca.

CUARTO MOVIMIENTO: Allegro - "La tempestad"

De pronto, descarga sobre ellos la tormenta con toda su furia y aquí la música tiene una violencia vívidamente descriptiva. Innumerables compositores, antes y después de Beethoven, han escrito música de tempestad y muchos han imitado el retumbar del trueno (cuerdas bajas, metal y timbales) y el chasquido del rayo (cuerdas altas y madera), pero no se conoce ninguno que haya empleado esos medios de una manera más lógica y apropiada que Beethoven. El ruido no es lo más importante, aunque tiene aquí cierta trascendencia. La fuerza de esa música violenta y tumultuosa, proviene de una serie de modulaciones, los cambios de una tonalidad a otra, aunque sean afines, no son cosa trillada y vulgar en la construcción reiterativa del clímax. La entrada de los trombones marca el momento culminante de la tempestad, la cual va cediendo hasta que sólo se oyen murmullos lejanos; entonces aparece una frase radiante en el oboe, de nuevo brilla el sol y una escala ascendente en la flauta conduce tranquilamente y sin solución de continuidad, al último movimiento.


QUINTO MOVIMIENTO: Allegretto


"Himno de los pastores después de la tormenta"


Este es un canto de acción de gracias de los pastores. Las inflexiones del clarinete y la trompa irrumpen en el tema feliz de este movimiento rondó. Repetido tres veces, la útima en el registro más bajo de toda la orquesta, da orígen a una deliciosa transición, la cual a su vez nos vuelve a una versión embellecida del tema rondó. A cada reaparición, un inagotable acompañamiento contrapuntístico mantiene el constante desarrollo de la música, proporcionándole variedad y contraste con la mínima cantidad de material temático nuevo. El final es característico, una trompa con sordina recuerda las inflexiones con que empieza el movimiento y los sonidos tienden a desvanecerse. De repente, dos acordes altos irrumpen violentamente en sus tranquilas y nostálgicas meditaciones y en esta inesperada nota decisiva termina la Sinfonía.


Ludwig van Beethoven: Sinfonía Nº 6 en Fa Mayor, opus 68 "Pastoral"