20 mayo 2009

Faust - 150 Aniversario (1859-2009)

El 19 de marzo pasado, se cumplió el 150 aniversario del estreno de la ópera "Faust" del compositor francés Charles Gounod, una de las más grandes obras escritas para este género musical.

La obra de Goethe ejerció muy pronto una verdadera fascinación sobre Gounod. En su autobiografía, escribe que había leído "Faust" en 1838 cuando tenía veinte años y que al viajar a Roma al año siguiente, para recibir el Gran Premio de composición musical como pensionario de La Academia de Francia, se llevó el libro consigo del cual no se separaba. Las primeras inspiraciones musicales surgieron en sus paseos nocturos por la hermosa isla de Capri y las afueras de Nápoles.

No obstante, su proyecto tardaría muchos años en realizarse y no adquirió verdadera entidad hasta 1855, cuando conoció casualmente al libretista Jules Barbier, el cual le hizo una adaptación de la pieza teatral titulada "Faust et Marguerite" de Michel Carré.
La obra no tuvo un comienzo fácil, sino más bien lleno de incidentes. No fue aceptada en el Teatro de Opera Nacional y aunque Léon Carvalho, director del Téâtre Lyrique de París se mostró interesado, hubo que esperar cerca de un año ya que por aquel entonces también se representaba el drama titulado "Faust" de Dennery.
Carvalho designó a su esposa Marie Caroline Felix-Miolan para interpretar el papel de Marguerite y la ópera sufrió numerosos retoques en los ensayos previos. La partitura inicial era mucho más larga y Gounod hubo de aceptar suprimir ciertos pasajes e incluir otros como el famoso coro de soldados del acto IV.



El Théâtre-Lyrique de París

Por fin se estrenó el 19 de marzo de 1859, pero no fue bien recibida. El editor, Antoine Choudens, que había adquirido los derechos por diez mil francos, organizó una gira por Alemania, Bélgica, Italia e Inglaterra, con Caroline de protagonista y en la primera representación en Estraburgo en abril de 1860 se cambiaron los diálogos hablados por recitativos.

Por extraño que hoy nos parezca, la crítica juzgó á Faust mas sabia que inspirada, más sinfónica que melódica. La obra significaba una ruptura con el bel canto italiano y con la poderosa influencia que ejercía la música de Meyerbeer. Gounod concedía gran protagonismo a Marguerite haciéndola expresar las profundas emociones del alma. "Cuando compongo, decía Gounod, me penetro del sentimiento, las palabras, el carácter del personaje, y dejo hablar mi corazón".
Ferviente admirador de Bach y Mendelssohn, Gounod definió un estilo musical clásico-romántico que influyó en los grandes compositores de su pais: Offenbach, Bizet, Saint-Saens, Massenet, Chausson, Debussy, Ravel... y que distingue a la música francesa por su exquisita elegancia y refinado buen gusto.
En 1862, tres años después del estreno, se repuso en París y esta vez fue un éxito. "Faust" tuvo 314 funciones en los diferentes escenarios del Théâtre Lyrique hasta abril de 1869. Este mismo año se presentó en la Grand Opera una tercera versión que incluía el conocido y bello ballet, siendo ésta la que ha perdurado en el repertorio. De 1869 a 1875 se dieron 166 funciones en las salas de la Opera Le Peletier y Ventadour.

"Faust" gozó de una inmensa popularidad internacional y tuvo el honor de inaugurar el Metropolitan Opera de Nueva York. En la Opera Garnier de París se ha representado más de 2400 veces, y 297 en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, siendo la tercera ópera más representada después de Aída y Rigoletto. En la actualidad se sigue ofreciendo en los teatros de ópera de todo el mundo.


La acción transcurre en Alemania, siglo XVI

Acto I - El gabinete de Faust

En su vejez, el doctor Faust medita con amargura que toda una vida de estudio no le ha conducido a nada y en cambio se ha perdido los mejores goces que ésta puede ofrecer. Intenta suicidarse con veneno, pero los coros de alegres aldeanos que pasan bajo su ventana le distraen y su mano tiembla al tratar de beberlo. Puesto que la religión y la ciencia no le han servido para aclarar sus dudas y darle la felicidad, Faust invoca a Satán (el diablo) para pedir su ayuda. Se le aparece Méphistophélès con elegante apariencia de "gentilhombre" y le ofrece gloria, riqueza y poder, pero Faust lo que anhela es la juventud perdida y conocer el amor, Je veux la jeunesse! a moi les plaissirs, les jeunes maîtresses... (Quiero la juventud! las jóvenes amantes, sus caricias y deseos!)
El diablo le dice que puede darle todo cuanto desée y que le servirá aquí en la tierra, pero debe firmar un contrato vendiendo su alma y después Faust le servirá a él (una modulación siniestra, terrorífica acompaña la expresión Là-bas...., Allá abajo...) Faust duda, pero Méphistophélès hace aparecer la imagen de Marguerite una hermosa joven hilando en su rueca y entonces Faust se decide extasiado:« A toi, à toi, fantôme adorable et charmant ! » (A ti, a ti, fantasma adorable y seductor!), firma el contrato y bebe la pócima que por arte de Méphistophélès le convierte en un apuesto caballero.

Acto 2 - En las afueras, en una de las puertas de la ciudad de París

Un coro de soldados, estudiantes y campesinos canta alegremente una canción festiva Vin ou bière (Vino o cerveza) en el exterior de un albergue con la insignia del dios Baco. Valentín a punto de ir a la guerra, confía el cuidado de su hermana Marguerite a su amigo Siebel que está enamorado de ella. Canta una invocación, añadida años después del estreno de la ópera sobre texto de O. Pradère, Avant de quitter ces lieux... (antes de dejar estos lugares). Esta aria, bastante convencional, es muy popular y pone a prueba la voz de barítono. Valentín es en la ópera, la encarnación del conformismo burgués, no extraña entonces que su parte tenga la música menos original y más sencilla.
Aparece Méphistophélès quien provee a la muchedumbre con vino y canta una provocadora e irreverente canción al becerro de oro ante el cual todos se inclinan Le veau d'or est toujours debout..., aria que produce un gran efecto, aunque el ritmo endiablado de la música así como su profundidad y complejidad no siempre es bien expresada por los intérpretes.
Méphistophélès calumnia a Marguerite y Valentín trata de herirlo con su espada que se rompe, entonces éste y sus amigos usan los escudos cruciformes de sus espadas para conjurar lo que ahora saben que es un poder infernal. Méphistophélès se une a Faust y los aldeanos en un vals Ainsi que la brise légère... Faust impaciente, conoce al fin a Marguerite y le declara su admiración Ma belle demoiselle... ofreciéndole su brazo, pero ella le rechaza .

Acto 3 En el jardín de Marguerite

El tercer acto es el punto culminante de la partitura. Después de una introducción orquestal, aparece el enamorado Siebel que trae un ramo de flores a su amada Faites-lui mes aveux... (Habladle por mí... )
Llegan al jardín Faust y Méphistophélès, éste se burla de Siebel y va a buscar un gran regalo para Marguerite. Faust se siente embargado por el sentimiento del amor y canta la famosa cavatina Salut, demeure chaste et pure... Regresa Méphistophélès con un cofre de preciosas joyas y un espejo que también deja junto a la entrada, exclamando Si le bouquet l'emporte sur l'ecrin, je consens à perdre mon pouvoir... (Si las flores le agradan más que el cofre, consiento en perder mi poder).
Aparece Marguerite recordando su encuentro con el apuesto caballero que la saludó y mientras hila en su rueca canta la hermosa balada Il était un roi de Thulé (Había un rey en Thulé), la música evoca el movimiento circular de la rueca y el misterio de las leyendas nórdicas. Encuentra el ramo y después descubre las joyas que se prueba emocionada mientra canta la célebre ária Ah! je ris de me voir si belle en ce miroir (Ah! río al verme tan bella en este espejo). Llega su vecina Marthe que comparte con ella sus confidencias, diciéndole que debe ser un regalo de alguien importante.

Se presentan Faust y Méphistophélès, éste último entretiene a Marthe mientras Faust pasea con Marguerite por el jardín. Su dúo es uno de los más bellos fragmentos de la partitura. Los primeros compases dan la impresión que los dos enamorados, que se habían alejado, vuelven a escena y que a medida que se acercan reinician progresivamente el hilo de su conversación; musicalmente se trata de una construcción debida a un dominio artístico consumado. Marguerite permite a Faust que la abrace Laisse-moi, laisse-moi, contempler ton visage... (Déjame contemplar tu rostro).
La ardiente pasión de Faust embelesa y seduce por completo a Marguerite, no obstante ya está anocheciendo y le pide que se retire, aunque acepta volver a verlo al amanecer.
Méphistophélès queda solo y canta O nuit, étends sur eux ton ombre... (Oh noche, extiende sobre ellos tu sombra...) otra ária muy célebre, pieza inquietante y diabólica, que aprovecha con habilidad los recursos de la voz de bajo.
Desde la ventana de su casa Marguerite canta expresando el gran amor que siente, mientras contempla las estrellas del cielo. Faust que aún está cerca la oye y acude junto a su lado. Méphistophélès sonrie triunfante mientras los dos enamorados se rinden a su pasión.

Acto 4 - Habitación de Marguerite, la iglesia, la calle

Marguerite, embarazada y luego abandonada por Faust, ha dado luz a un hijo y se ha convertido en una excluída social. Canta un aria Il ne revient pas (El no volverá). El enamorado Siebel la acompaña.
Atormentada, Marguerite acude a la iglesia a rezar, pero es interrumpida por Méphistophélès que le dice que sus oraciones son en vano y está ya condenada, luego un grupo de demonios la acosa mientras de fondo se escucha el dies irae... cantado por el coro acompañado por el órgano y la escena es sobrecogedora. Marguerite consigue acabar su plegaria pero maldecida por Méphistophélès se desmaya.
En la calle, Valentín y los soldados regresan de la guerra. Cantan un coro muy popular Gloire immortelle de nos aïeux (gloria inmortal de nuestros antepasados). Valentín corre a ver a su hermana y Siebel le pide que perdone a Marguerite. Faust y Méphistophélès entran al jardín y éste canta una serenata irónica Vous qui faites l'endormie (Vos que os haciais la indolente...). Valentín descubre lo ocurrido durante su ausencia, se bate a duelo con el hombre que ultrajó a su hermana y herido de muerte con su último suspiro condena a la desdichada Marguerite al infierno.


Acto 5 - Las montañas de Harz/ una prisión

Este acto empieza en las montañas de Harz, en la noche de Walpurgis. Méphistophélès y Faust se ven rodeados de almas de difuntos y de brujas. Faust quiere huir, pero entonces la montaña se abre y aparece un palacio resplandeciente y maravilloso en donde asiste a un banquete junto las reinas y cortesanas mas bellas y célebres de la historia. Una hermosa música acompaña un sensual y fascinante ballet que sugiere toda una noche de orgía.
Hacia el amanecer Faust tiene una visión de Marguerite que le impresiona y pide a Méphistophélès poder verla de nuevo. Desaparecen el palacio y las visiones y la montaña recupera su aspecto normal.
En un calabozo, Marguerite está dormida en espera de ser ejecutada al alba por haber dado muerte a su hijo en un rapto de locura. Méphistophélès ayuda a Faust a entrar allí y se retira. Marguerite siente un gran júbilo al ver a Faust y los dos reviven su apasionado amor, desde el momento en que se conocieron. Faust le pide que huya con él, entonces interviene Méphistophélès que ofrece a Marguerite rescatarla del verdugo, pero cuando ella conoce con espanto que Faust había hecho un pacto con el diablo, pide la protección divina y se encomienda a Dios y sus ángeles, Méphistophélès grita que ya está juzgada y Marguerite se desmaya.

Finaliza la ópera cuando el espíritu de Marguerite se eleva hacia el Paraíso y es acogida por un coro de ángeles que anuncia que ha sido salvada Sauvee! Christ est ressuscité (Salvada! Cristo ha resucitado). Mientras, Faust se arrodilla para suplicar el perdón.

Vídeos con escenas de la ópera Faust, Cantan Alfredo Kraus, Mirella Freni y Nicolai Ghiaurov




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