22 septiembre 2019

Chopin, Andante Spianato y Gran Polonesa


H.Siemiradzki-Chopin
Durante el invierno de 1830-1831, mientras residía en Viena, Chopin escribió entre otras obras, la Gran Polonesa brillante para piano y gran orquesta, en Mi bemol mayor, opus 22.
Más tarde, ya en París  donde vivió el resto de su corta vida, compuso el Andante spianato en Sol mayor, formando una sola pieza con la Gran Polonesa y con el mismo nº de opus. En el proceso, él hizo dos versiones: una para piano solo y la segunda para piano y acompañamiento orquestal. Esta composición, por cierto, sería la última vez que Chopin escribiera algo para orquesta.

El propio Chopín interpretó por vez primera el Andante spianato y Gran polonesa el 26 de Abril de 1835, en la sala del Consevatorio de París  durante un concierto de François-Antoine Habeneck ,que se celebraba con ocasión de la fiesta de clausura de la Sociedad de Conciertos.
La partitura se publicó en Leipzig en 1836, con dedicatoria a una de sus alumnas, la baronesa Sarah Frances d'Est.

El Andante spianato es una página de gran belleza intimista y recogida, mientras que la Polonesa es brillante, solemne y algo pomposa. Pero también encontramos una sección central más interiorizada y con ese sentido de confesión romántica tan propio de la inconfundible personalidad de Chopin. En la versión con orquesta aquella es un mero apoyo del solista, sobre el que recae la absoluta responsabilidad de la obra.

La Gran polonesa brillante está entre las piezas más exigentes técnicamente de Chopin.  Los aspectos técnicos incluyen:
  • Tercios descendentes rápidos
  • Saltos rápidos y difíciles de octavas y acordes
  • Trinos con tercios
  • Escalas rápidas
  • Arpegios rápidos en ambas manos
  • Acordes rotos
  • Uso de una amplia gama en el teclado del piano..

Piano de Chopin en museo
La versión de piano solo comienza con un precioso tema en el registro superior, de clara inclinación romántica. Al igual que muchas de las creaciones del compositor, hay algo triste en su belleza, que para algunos representará la contínua nostalgia de Chopin exiliado de su país y su familia. A continuación se escucha un tema consolador y suave, y después de recordar parte del material principal, esta sección termina en silencio.
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La Gran Polonesa se inicia con una fanfarria y luego se desarrolla como uno de los temas de danza más atractivos escritos por el compositor. Es ligero y delicado, alegre y noble, lleno de colorido y mostrando la sutileza que se asocia con muchas de las polonesas de Chopin. Tras la actualización, el tema se da más a la ornamentación y el brillo. En su parte central el estado de ánimo, divertido al principio, se vuelve luego más íntimo y discreto, manteniendo su carácter como danza. Algunos pasajes aquí se asemejan a partes del primer movimiento del Concierto para piano y orquesta nº 1 (1830). El tema principal regresa y la pieza termina con una brillante coda, que de nuevo nos recuerda momentos del final del primer concierto.

La versión para piano-orquesta empieza de la misma manera, el Andante sigue siendo estrictamente para piano solo. Las diferencias se notan cuando se inicia la sección de polonesa, porque aquí la orquesta ofrece la música de introducción, tras lo cual el piano retoma el tema de baile. Hay un mínimo de acompañamiento orquestal en todo momento, pero algunos pueden preferir esta versión precisamente por el uso discreto que hace Chopin de las diferentes secciones instrumentales, que parecen dar una mayor ligereza a la pieza.
El final es más brillante y espectacular, el pianista queda más liberado para poder dar un mayor sentido de color con el teclado y su estado de ánimo es un poco más lúdico, si bien, esencialmente, se escucha la misma música ya que el piano es el gran protagonista a lo largo de la versión orquestal.

La duración aproximada es de quince minutos en ambas versiones.





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