Posteriormente al estreno del Deutsches Requiem, la obra que situó a JohannesBrahms entre los grandes compositores, a la vez que suscitaba encendidos elogios y agitadas controversias, éste se sintió motivado a escribir más trabajos para coro y orquesta centrándose especialmente en ellos. Así, aparecieron la cantata Rinaldo, op. 50, la Rapsodia para alto, op. 51, la Canción del Destino, op. 54 y el Triumphlied op.55. Mientras las dos primeras utilizan textos de Goethe y la última un pasaje del Apocalipsis de Juan, Schicksalslied se basa en un poema de Friedrich Hölderlin.
"Quizás nadie haya sido tan expresivo y dramático para expresar someramente, en lenguaje poético, la aflicción del hombre, agitado por las olas de la vida, como el poeta romántico Friedrich Hölderlin. En su obra Hiperión, o el eremita en Grecia, se contiene ese poderoso y sublime poema que conocemos como la Canción del Destino, en el cual traza un magnífico paralelo entre la vida de los seres celestiales, que es pura espiritualidad imperturbable, y la existencia de los hombres, una y otra vez maltratados por la vida azarosa, enfrentados una y otra vez a un destino desconocido". L.Althaner
Durante el verano de 1868, Brahms acudió a visitar a un buen amigo suyo, Albert Dietrich ,que residía en Wilhelmshaven una ciudad costera en la Baja Sajonia, situada en el lado occidental de JadeBucht, pequeña bahía de la costa del mar del Norte.
Dietrich nos refiere como Brahms, por la mañana temprano, encontró en su biblioteca el libro del poeta romántico Friedrich Hölderlin titulado Hiperión y como le habían conmovido profundamente los versos de Schicksalslied. El tema poético opone la condición humana a la felicidad celeste y en sus estrofas, se describe esta dicha comparándola con el sufrimiento de la humanidad.
También Dietrich nos relata como fueron los primeros bocetos de la Canción del Destino: "Cuando, después de un largo paseo y luego de ver todas las cosas interesantes, descansamos tranquilamente junto al mar, de pronto vimos a Brahms a una gran distancia, sentado solo en la playa, escribiendo".
A pesar del inspirado comienzo, el desarrollo en una forma musical equilibrada ocupó a Brahms mucho tiempo. Primero completó un esbozo inicial de dos versos de Hölderlin en forma ternaria, con el tercer movimiento como una reformulación completa del primero. Sin embargo, no se quedó satisfecho con esta solución para cerrar la obra, ya que consideró que anularía la dura realidad representada en el segundo movimiento.
En medio de las dudas y tal vez afectado por la noticia de la boda de Julie Schumann, hija de Robert y Clara, de la cual se asegura que estaba secretamente enamorado, Brahms dejó a un lado la Canción y se puso a escribir la Rapsodia para alto, op 51, que ofrecería como regalo al nuevo matrimonio.
En mayo de 1871 Brahms entregó la partitura completa de la Canción a su amigo el director Hermann Levi. Este le dio algunas recomendaciones y también hizo una reducción para piano, en la que el compositor realizó nuevos cambios.
La obra no se terminaría hasta aceptar una sugerencia de Hermann Levi quién le propuso para concluirla que en lugar de un retorno total del primer movimiento, hiciese una reintroducción de un preludio exclusivamente orquestal. En principio Brahms era reacio a romper la desesperación y la futilidad del segundo movimiento trayendo un regreso feliz al primero, pero finalmente compuso el tercer movimiento como una copia del preludio orquestal del primer movimiento con una instrumentación más rica y en do mayor.
El estreno tuvo lugar el 18 de octubre de 1871 en Karlsruhe durante un concierto de la Asociación Filarmónica, en parte dirigido por Hermann Levi, mientras que Brahms se hizo cargo de la dirección de su Schicksalslied. El programa también incluyó escenas de Fausto de Goethe de Robert Schumann y dos de las canciones orquestadas por Brahms de Franz Schubert . La Canción del Destino dejó una profunda impresión en la audiencia de Karlsruhe, y a principios de 1872 siguieron otras actuaciones en Bremen, Wroclaw, Frankfurt y Viena.
"Una introducción orquestal serena y brillante precede a la primera parte de la obra. Los altos comienzan el poema y las otras voces entran en cálidas armonías, evocando la alegría tranquila de una existencia espiritual ideal. Esta sección parece cerrarse en una cadencia pacífica hasta que un acorde suave, pero disonante, sirve como pivote para la segunda sección turbulenta en do menor. Entra el coro completo, entonando una amarga queja del sufrimiento, el malestar y la muerte de la humanidad. En remolinos de 3/4 de tiempo, Brahms hace un uso efectivo de sus ritmos cruzados característicos. El coro se desvanece, entonando las palabras "jahr lang ins Ungewisse hinab" ("a lo desconocido a continuación"), y la orquesta comienza un canto que aparentemente terminará el trabajo. Pero, como se mencionó, Brahms regresa al material de apertura, lo que permite un final pacífico e, incluso para Brahms, inusualmente hermoso". Wayne Reisig
¡Camináis las alturas luminosas,
genios bienaventurados, sobre un suelo muy leve!
Las brisas divinas, espléndidas,
apenas os rozan,
tal como los dedos de la artista
rozan apenas las cuerdas sagradas.
Como un niño que duerme,
inconsciente del destino,
respiran los seres celestiales;
con pureza inmaculada
en humilde capullo, eternamente,
florece en ellos el espíritu,
y sus ojos bienaventurados
contemplan en serena y eterna claridad.
En cambio a nosotros se nos niega
sitio alguno en el cual reposar;
se desvanecen y desploman
los hombres sufrientes, ciegamente,
hora tras hora,
como el agua que se precipita
de roca en roca,
ininterrumpidamente en lo desconocido.
Adagio: Ihr wandelt droben im Licht. (Mi bemol mayor)
Allegro: Doch uns ist gegeben. (Do menor)
Adagio: Postludio orquestal (Do mayor)
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