Hoy dedicamos un recuerdo a Arthur Grumiaux que fue un aristócrata del violín y no lo decimos sólo por el título de barón, que le fue otorgado por el gobierno de Bélgica en reconocimiento a sus méritos como violinista y profesor, sino por la calidad de su interpretación, exquisita y perfecta y uno de los exponentes más grandes de la escuela Franco-Belga del violín.
Nació en la pequeña localidad de Villers-Perwin (Bélgica) el 21 de Marzo de 1921, en una familia de clase obrera. Su abuelo lo impulsó a comenzar la educación musical con tan sólo cuatro años y estudió violín y piano en el Conservatorio de Charleroi donde obtuvo el primer premio a los once años. Prosiguió sus estudios de violín en el Real Conservatorio de Bruselas con Alfred Dubois, alumno de Eugène Ysaÿe y también composición, contrapunto y fuga con Jean Absil. En 1939 consiguió importantes premios, el Henry Vieuxtemps y el Francois Prume y un año más tarde el Prix de Virtuosité concedido por el gobierno belga. En París estudió con el famoso violinista rumano Georges Enesco (profesor de Yehudi Menuin).
Vista de la Gran Plaza de Bruselas (Bélgica)
Arthur Grumiaux había empezado una prometedora carrera como solista, tocando el concierto de Mendelssohn junto a la Orquesta Filarmónica de Bruselas, cuando su país fue invadido por Alemania en el curso de la guerra en Europa. Durante algún tiempo desarrolló su actividad en pequeños conjuntos de música de cámara hasta que al finalizar la contienda pudo reemprender su actividad como solista.
Sus brillantes interpretaciones tuvieron como escenario Estados Unidos, Gran Bretaña, Asia y Europa. El temor que sentía hacia los viajes en avión quizá fuese la cáusa de que su carrera se centrara preferentemente en Europa y por ello ser menos conocido a nivel internacional como lo fueron Menuhin, Heifetz y Stern, contemporáneos suyos. Este hecho facilitó en cambio que hiciera numerosas grabaciones en disco, en las que se puede apreciar la elegancia, un tono expresivo brillante y nítido, disciplina y delicadeza de buen gusto y un virtuosismo siempre al servicio del compositor y de la obra que tocaba. Entre sus grabaciones más apreciadas están la integral de las Sonatas de Beethoven para violín y piano acompañado por la gran pianista Clara Haskil, las Partitas para violín sólo de Bach, consideradas uno de los más difíciles trabajos para un violinista, el Concierto para violín y orquesta también de Beethoven, junto a la Orquesta del Concertgebouw de Holanda, bajo la dirección de Eduard van Beinum, el concierto de Alban Berg y obras de Brahms, Mozart, Schubert, Ravel, Debussy y César Frank. Asimismo, estrenó en Europa el concierto para violín de Guillermo Walton.
Fue designado profesor de violín en el mismo Real Conservatorio en el cual había recibido clases. Aunque exigía el estandar técnico más alto en sus alumnos, no empleó nunca un sistema de enseñanza de memorización técnica, insistiendo en la importancia de expresar, la calidad del sonido y prefiriendo para los estudiantes encontrar una solución personal a sus problemas y que desarrollasen por sí mismos el modo de superarlos.
Mientras tanto proseguía sus actuaciones, también formó el llamado "Trío Grumiaux" junto a Georges Janzer (viola) y Eva Czako (violoncelo) y tocaba junto a su gran amiga la pianista Clara Haskil. Esta había comenzado su carrera como prometedora violinista, pero a cáusa de una escoliosis en la columna, se vio obligada a dejar el violín, dedicándose al piano. Su muerte en 1960 cuando contaba sesenta y cinco años, al caer por las escaleras de una estación de metro, sumió a Grumiaux en una profunda depresión, dejándole un gran vacío personal y artístico debido a su amistad y a la compenetración que existía entre ambos al interpretar música.
Tres genios del violín, de izquierda a derecha: Yehudi Menuhin, Arthur Grumiaux y David Oistrakh
A pesar de estar enfermo de diabetes, Arthur Grumiaux continuó tocando el violín en público y dando clases en el Conservatorio, hasta su muerte repentina el día 16 de Octubre de 1986. En el año 1973 le fue otorgado por el entonces rey de Balduino de Bélgica el título de Barón. Su reputación y renombre perduraron después de su muerte y su herencia aún puede escucharse en varias generaciones de jóvenes violinistas.
Poseyó dos apreciados violines, el Guarnieri del Gesu llamado "Rose" de 1744 y el Stradivarius "Dupont" de 1727, conocido ahora como "Ex-Grumiaux".
Esta variedad de arbusto rododendo lleva el nombre de Arthur Grumiaux
Escuchemos ahora a Arthur Grumiaux en la interpretación de la pieza de Pablo Sarasate "Aires Gitanos" y después en el movimiento final del Concierto para Violín y orquesta de Beethoven.
3 comentarios:
Muy interesante su blog, que he descubierto buscando datos de Schmidt - Isserdstedt. Es curioso como va tratando obras concretas con intèrpretes excepcionales´, como el gran Grumiaux, en este caso. Sus textos me parecen muy cuidados. Un blog para disfrutar y para abrir boca. Felicidades.
Agradezco su visita y comentario. Escribo acerca de obras e intérpretes por los que siento especial predilección y también me gusta recordar grandes artistas que hoy están un tanto olvidados; sólo algunos privilegiados se mantienen actuales sin notar el paso del tiempo.
Por supuesto me quedan aún muchos para traer al blog, espero que con el tiempo lo pueda hacer.
Le envío saludos.
"También me gusta recordar grandes artistas que hoy están un tanto olvidados; sólo algunos privilegiados se mantienen actuales sin notar el paso del tiempo". Esta frase es suya, y que pasó con Roberto Stolz. Súbalo por favor. Feliz Navidad.
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