Sensacional fantasía
Stokowski dirigió durante más de sesenta años, más de siete mil conciertos. Su larga carrera musical comenzó en 1882, en Londres donde nació, hijo de padre polaco y madre irlandesa, ninguno de los cuales era músico de profesión. Fue un niño prodigio, que tocaba el violín, el piano y el órgano (y que adquirió un curioso acento europeo que tanto irritaría a sus detractores años después). Su primer empleo de importancia fue el de organista de la iglesia de Saint James, en Picadilly y en 1905 le invitaron a desempeñar el cargo de organista y director del coro en la iglesia de Saint Bartholomew de Nueva York. En 1909, cuando tenía veintisiete años, fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica de Cincinnati, de la cual pasó, tres años después, a dirigir la de Filadelfia.
Leopold Stokowski en 1909
Desde el principio le gustó experimentar con la colocación de la orquesta, buscando siempre mejorar el sonido. Si bien la tradición requería que los primeros violines se colocaran a la izquierda del director y los segundos a su derecha, Stokowski dispuso a todos los violines a su izquierda, a las violas en el centro y a los violonchelos a la derecha, colocación que siguen actualmente la mayoría de las orquestas. Prescindió de la uniformidad del movimiento de los arcos de los violines, sabedor de que la fuerza de la muñeca varía de un ejecutante a otro y de que, a fin de obtener de las cuerdas el tono más rico, cada violinista debe atacarlas como considere mejor. Asimismo, animaba a los profesores de la sección de instrumentos de viento a respirar cuando quisieran. No le importaba, decía, cómo produjeran la música. Lo importante era que resultase hermosa.
Stokowski fue el primero que supo apreciar plenamente las posibilidades de la radio para aumentar el número de oyentes de música de concierto. La Orquesta Sinfónica de Filadelfia, dirigida por él, fue en 1929 la primera orquesta clásica que se escuchó por la radio comercial. Leopold hizo estudios en los Laboratorios Bell y en poco tiempo llegó a ser un perito en radiofonía, en grabaciones fonográficas y en acustica. Recuerdo que, cuando se acababa de construir el Philharmonic Hall (después llamado Avery Fisher Hall) en la ciudad de Nueva York, invitaron a muchos importantes directores de orquesta a visitarlo y poner a prueba su acústica. Tras dirigir los primeros compases, levantó la mirada al techo y comentó: "Me invitaron demasiado tarde". Y abandonó la sala, con la certeza de que sería necesario rehacer el auditorio. (En 1976 hubo de ser reconstruído y hoy tiene excelente acústica).
Vista de noche de los rascacielos de Filadelfia
También fue Stokowski el primer director de orquesta que hizo sus pinitos en el cine. Su más famosa película fue Fantasía de Walt Disney, en la cual aparecía el maestro estrechando la mano del ratoncito Mickey y con la que llevó a millones de personas algunas de las más bellas páginas de Bach, Beethoven, Schubert, Mussorgsky, Tchaikovsky y Stravinsky. En ella se emplearon dieciocho canales de sonido independientes, sistema precursor de la actual estereofonía.
Fantasía causó gran sensación al ser estrenada, en parte porque Stokowski había introducido algunos cambios en las partituras. En realidad eran los puristas quienes le censuraban tales intromisiones. Alguna vez le pregunté la razón de una variante que había introducido en el final de cierta partitura y me contestó: "Estoy seguro de que el compositor lo hubiera preferido así".
Personalidad susceptible.
En Filadelfia el público le idolatraba. A veces, sin embargo, tenía difiultades con las señoras que atestaban la sala en sus conciertos de los viernes por la tarde, pues se ponían a hacer labores de punto y a charlar durante la ejecución de las obras que no eran de su agrado. Stokowski les reprochaba su conducta descortés y en una ocasión abandonó el estrado. En cambio los apláusos nunca le disgustaban, ni siquiera cuando estallaban inoportunamente. En una ocasión, parte del público empezó a aplaudir al finalizar el primer movimiento creyendo que la obra había acabado. Algunas personas sisearon a quienes aplaudían, pero Leopold se volvió y les advirtió: "No, no. No deben sisear, si a alguien le gusta cualquier pasaje, justo es que demuestre su aprobación. A los ejecutantes, nos complace el aplauso".
Cuando se habla de Leopold Stokowski suele haber referencias a su egolatría y a su deseo de llamar la atención. Cualquier cosa que hiciera solía ser motivo de habladurías, sin exceptuar sus matrimonios. Su primera esposa, Olga Samaroff, era una pianista distinguida; la segunda Evangeline Brewster Johnson, heredera de una gran fortuna. En 1945 cuando tenía 63 años, se casó por tercera vez, con Gloria Vanderbilt, de veintiuno. Entre un matrimonio y otro, se le relacionaba románticamente con muchas mujeres de fama, entre ellas Greta Garbo.
Pero lo que provocaba los más vivos comentarios era su proceder como director de orquesta. La gente asistía a los conciertos de Stokowski no sólo para oir las interpretaciones, sino para ser testigo de sus muchas ocurrencias. En cierta ocasión dirigió en la semioscuridad, convencido de que la luz distraía la atención de los oyentes.Los profesores de la orquesta, a quienes sólo habían proporcionado una lámpara diminuta colocada en los atriles respectivos, leían la música con dificultad. En cambio, la cabeza y las manos de Stokowski estaban profusamente iluminadas. Algunos pensaron que tan absurda iluminación pretendía fijar la atención de los espectadores en el maestro, pero él explicó más tarde que aquella luz era necesaria para que los profesores pudieran seguir los movimientos de sus manos y las expresiones de su rostro.
Leopold Stokowski tuvo un romance con "La divina" Greta Garbo
A pesar de todo lo que se decía de la egolatría y la teatralidad de Stokowski, el maestro era un hombre muy considerado. Cuando contrataba a algún solista para un concierto, solía pedirle que propusiera cinco obras para, de ellas, elegir una. Leopold montaba entonces el resto del programa alrededor de dicha composición. Cuando probaba a algún joven músico con vistas a un posible contrato, nunca olvidaba que podía ponerse nervioso. Con frecuencia le interrumpía haciéndole alguna recomendación y le pedía que volviera a empezar.
Siempre que conversé con él evitaba hablar del pasado. Solía decirme: "No me preguntes acerca de por qué ocurrió esto o aquello, pregúntame acerca del futuro". Al morir, en septiembre de 1977, víctima de un ataque al corazón a la edad de 95 años, estaba trazando planes. Acababa de firmar un contrato con la empresa Columbia Records para grabar cuatro discos cada año hasta 1982, cuando Leopold Stokowski cumpliría exactamente cien años.
Fuente en una plaza de Filadelfia
André Kostelanetz, autor de este artículo fue también famoso director y creador de su propia orquesta, muy famosa en su época. Escribió este artículo después de fallecer Stokowski y se publicó en 1980.
Los vídeos de Stokowski en los que se le puede ver en directo son bastante antiguos y de poca calidad, otros no son insertables. Hemos hecho una selección de los que creemos nos pueden dar mejor idea de su estilo de dirigir. Stokowski tocó prácticamente a todos los compositores, desde Bach a los más modernos. Sus grabaciones discográficas también son muy abundantes.
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