23 julio 2009

El Ballet: El espectro de la Rosa ( 1 )



Fue en la noche del 1 de mayo de 1909. Se presentaba en París la "Compañía de Ballet" del Teatro Imperial de San Petersburgo. Jean Cocteau había dibujado los carteles anunciadores, que lucían en la fachada del restaurado Teatro Châtelet.
Era la primera representación del "ballet" ruso en la Europa Occidental. Los artistas de París que habían asistido a los ensayos de la Compañía hacían grandes elogios de los bailarines rusos. Uno de ellos, decían, lograba efectos de excepción.
Figuraban en el programa El Pabellón de Armida, El Festín y El Príncipe Igor. Antes de levantarse el telón se hizo un intenso silencio en la sala. Habían sonado los tres timbres tradicionales, las luces se velaron, el director de orquesta aguardaba con los brazos en alto. Se iniciaron los primeros compases y, lentamente, fue alzándose el telón.

Hubo un bailarín que pronto acaparó la atención del público. Bailaba con una facilidad increíble y su danza producía una intensa emoción. Corrieron murmullos entre los espectadores y consultas a los programas de mano y un nombre se comentó por toda la sala: "Es Nijinsky. Vatzlav Nijinsky".


Nijinsky y Karsavina, dos nombres míticos del ballet

El Ballet ruso triunfó en todas partes y pronto se hizo famoso en toda Europa. Londres, Bruselas, Roma, Viena, Budapest y Berlín ovacionaron a aquellos extraordinarios artistas. El emperador Guillermo II se puso en pie para aplaudirlos. En los programas de la Compañía figuraban nombres que más tarde habían de hacerse famosos y míticos: Ana Paulova, Karsavina, Nijinsky, Fokin, Benois, Bakst, Cocteau, Ernest Ansermet y muchos otros.
El organizador de la gira del "ballet" del Teatro Imperial de San Petersburgo era un aristócrata de gran talento: Sergei de Diághilev. En 1907 creó la Compañía con los mejores integrantes del Ballet del Teatro Mariinsky y la dirección del gran coreógrafo Marius Petipa. En poco tiempo el "ballet ruso" se convirtió en el más sensacional espectáculo que podía presentarse en las capitales europeas y en 1911 se independizó fijando su sede en el Théâtre Mogador de París y después en Montecarlo.
Se confeccionaban los programas con sumo cuidado. Había que dar variedad a las representaciones. El tradicional repertorio de "ballet" no bastaba, dada la gran difusión que había alcanzado.
Diághilev solicitó nuevas partituras. Un joven compositor ruso Igor Stravinsky, alcanzó un triunfo clamoroso con Petruchka. La compañía representó por vez primera Las Sílfides, con música de Chopín; Scherezade de Rinsky Korsakov; La Bella Durmiente, El Lago de Los Cisnes y Cascanueces de Tchaikovsky. Fokin y Bakst se cuidaban, respectivamente, de la coreografía y de los decorados.

Sergei Diághilev rodeado por los artistas de su compañía


Con los nuevos "ballets" (todos ellos constituyeron grandes éxitos) la Compañía tenía asegurada la variedad de sus programas. Sin embargo, algunos eran de corta duración y el público quería contemplar largo rato a sus artistas preferidos. Diághilev se dio cuenta que le hacia falta un ballet adaptable a cualquier programa capaz de llenar los huecos necesarios que quedaban entre las piezas importantes.
Así nació la idea de "El Espectro de la Rosa". Un joven poeta de París Jean-Louis Vaudoyer, había citado a Diáguilev unos versos de Teófilo Gautier: "Je suis le spectre de la rose que tu portais hier au bal..." (Soy el especto de la rosa que llevabas ayer durante el baile...).
El poema de Gautier, titulado: Lejos del baile, permitía una exquisita transcripción a la danza. El nuevo ballet, pensó Diághilev, había de ser de corta duración. Sería posible incluirlo como complemento en cualquier parte del programa. Tendría que ser sutil y armonioso, como la delicada fragancia de una rosa. La música elegida fue la famosa obra de Carl María von Weber "Invitación a la danza", en su orígen una partitura para piano y más tarde brillantemente orquestada por Hector Berlioz.

La famosa Opera de Montecarlo


Comenzó pronto la confección del nuevo ballet. Fokin se encargó de la coreografía y Bakst de los decorados. Nijinsky sería la estrella. Enseguida encontraron el título: "El Espectro de la Rosa". Pese al entusiasmo despertado por Fokin y por Bakst durante los preparativos, Diághilev no confiaba mucho en su éxito. Lo había concebido como un mero complemento que hiciera posible el lucimiento personal de Nijinsky. Se impacientó y exigió que estuviera pronto terminado. Fokin y Bakst querían corregir muchas cosas, pero Diaguilev no les dio tiempo.
A los tres les parecía imperfecto cuando El Espectro de la Rosa se estrenó el diecinueve de abril de 1911 en la Opera de Montecarlo. Su misión era llenar una parte del programa y permitir a Nijinsky ofrecer una de sus grandes creaciones. No se dieron cuenta de que habían creado una obra que iba a perdurar como un clásico.

La acción sucedía en una habitación de ensueño. Una habitación propia para una muchacha, de techo alto, fresca, de color blanco y azul. La alcoba se hallaba envuelta en una gran cortina de muselina. A un lado las labores de bordado de la joven; junto a la pared, un diván cubierto de una cretona color de rosa, una mesa blanca y sobre ésta un cesto lleno de rosas. A ambos lados y al fondo, unas grandes ventanas de estilo francés que daban a los jardines y al horizonte nocturno.



La muchacha entraba en la habitación. Volvía de su primer baile con una rosa en la mano, soñadora, recordando todas las encantadores impresiones de la noche que acababa de vivir. Llevaba un vestido largo, blanco y rosa, puro, sencillo; el baile hacía mover con delicadeza su amplio vuelo.La muchacha se apoyaba en la barandilla del balcón y contemplaba la noche silenciosa y las estrellas y parecía oír de nuevo el eco de la música recordándole a su amado.
Apasionadamente, besa la rosa que lleva en la mano Es el único recuerdo, un regalo, la presencia de quién ama. Parece que el perfume de la rosa llena la habitación. La muchacha coloca la flor en su talle, se aparta de la ventana. Lentamente se sienta en una silla y cansada de la agitada noche se va adormeciendo.
Finalmente se ha dormido. Su sueño se hace presente mientras lo hacen más dulce el perfume de la rosa y el aire primaveral que le llega del jardín. De repente, como evocado por la música de un vals, aparece el alma de la rosa: el espectro, el ideal inalcanzable de su sueño. Penetra por la ventana, alado, impalpable, y de un solo salto se coloca junto a la dormida muchacha. Se inclina sobre ella.
El espectro es gracioso, cortés, y produce el efecto de una brisa acariciadora. Tiene un profundo significado. Es puro y sensual a la vez, es dulce y tierno, hermoso y fragante como una rosa. Es el eco de un naciente amor que parece lleno de promesas. El espectro contempla a la muchacha breves momentos. Después se aparta de ella.
El vals llena de nuevo la habitación. Ligero y espléndido en su suavidad, el espectro se pone a bailar alrededor de la joven. No es una danza: es un sueño.Todo queda purificado, embellecido y radiante. Realidad y sueño se funden en una misma visión. Comienza la danza del espectro, que es el sueño de la muchacha.

(Sigue en parte II)

Podemos ver una magnífica versión de este ballet y después la original para piano de "Invitación a la Danza" de Weber

20 julio 2009

El Ballet: El Espectro de la Rosa ( 2 )


Súbitamente, el espectro ha atravesado todo el espacio de un salto enorme. Es el inicio de la danza. El espectro tiene alma. Danza alrededor de la muchacha y parece desearla, siente ansiedad por ella, pero él es sólo un sueño. Es algo etéreo, inmaterial, intangible; es como un recuerdo, como una música, que se percibe pero no se puede tocar, es como un pájaro que desea desprenderse de sus alas.

El perfume del jardín floreciente y de los blancos lirios en una noche de junio iluminada por la luna transfigura al espectro, su danza está dotada de una quietud y delicadeza infinitas. El baile alrededor de la joven se convierte en una pantomima. Revolotea alrededor de ella y sonríe como si deseara despertarla al conjuro de su gracia, la muchacha lo presiente y se despierta. Lo puede ver: alado, impalpable, tal como lo ha imaginado en sus sueños. El espectro se aparta, porque no puede tocarla, ni dejarse tocar, y ella parece querer hacerlo.



De pronto, la muchacha se echa en sus brazos. Como si fuera un mago, el espectro logra llevarla consigo, sin tocarla, a través del éter, a través del sueño, a través de todos los ideales que no existen. Se muestra con ella adorable, acariciador, tierno amante.
La joven encuentra su amor correspondido, parece que ha alcanzado lo que en sueños ha perseguido y hasta ahora no ha podido obtener. Vuelve el Vals y los dos bailan, con pasión y delicadeza, mientras ella recuerda todas las sensaciones de la noche.
El espectro y la muchacha giran al compás del Vals, como en su única y primera noche. El espectro es sólo un recuerdo, es sólo el olor de una rosa que el amante ha regalado a la chica.
Suavemente, el espectro interrumpe el baile. Deposita a la muchacha en la silla y se arrodilla ante ella. Se inclina sumisamente y le ofrece, como un supremo don imposible, los más puros sentimientos de su amor. Le ofrece, sin solicitar ser correspondido, el espíritu de la rosa. Se entrega con perfecta castidad, como solo es capaz de poder entregarse quien sienta la esencia misma de la rosa.

Nuevamente sentada, la muchacha parece haber alcanzado lo que realmente deseaba. El espectro está arrodillado ante ella. La muchacha aprieta sobre su corazón la rosa que lleva de nuevo en la mano. El espectro se incorpora. La muchacha ha inclinado la cabeza y parece que vuelve a dormirse. El espectro la contempla. Da un gran salto. Ha alcanzado un concepto más elevado de la belleza y del amor. Ha llegado a sentir la vida en su expresión más sincera, como cuerpo y como alma. Ello produce en el espectro la impresión de una exaltada serenidad.

La exquisita bailarina Tamara Karsavina

El espectro reanuda la danza alrededor de la muchacha. Es una danza que termina, que se acaba; una danza cuyo ritmo va decreciendo, porque ya ha alcanzado su punto más culminante. La muchacha se ha dormido. Tiene la rosa en la mano. El espectro debe despedirse. Es el sueño de la muchacha y, como tal, es a ella a quien debe la vida. Ha velado su sueño y ha logrado que, por una noche, la muchacha haya creído cumplidos sus ideales.

Antes de marchar, la besa, suavemente, tiernamente, sin que se entere, como un soplo de aire del jardín. Después, de un prodigioso salto se precipita al vacío y desaparece por la ventana. La muchacha ha quedado sola, durmiendo en la silla. Ha soñado. Todo ha sido un sueño. Pero en su mano conserva la rosa que había colocado en su talle, y de la rosa se desprende un suave aroma, una dulce fragancia que sería capaz de hacerle recordar para siempre que una noche, en un sueño, un recuerdo (la esencia de una rosa) fue capaz de hacerla feliz.
Los versos de Teófilo Gautier decían así: "Je suis le spéctre de la rose que tu portais hier au bal..."

Nijinsky en su creación "El Espectro de la Rosa"
La representación de El Espectro de la Rosa duraba tan sólo quince minutos. Nijinsky hizo de este ballet su creación más genial. Su éxito fue instantáneo, absoluto, fulminante. Nijinsky podía darse cuenta de que mientras bailaba la emoción embargaba a muchos de los espectadores. El público femenino, especialmente, se dejaba llevar por aquella representación que expresaba plásticamente todos los sueños de que es capaz una muchacha. Los decorados de Bakst recibieron la unánime aprobación del público.


Sergei Diaghilev, creador de los Ballets Rusos

Con el tiempo, los mismos Diaghilev, Fokin y Bakst se dieron cuenta de que habían creado una obra genial y se fueron encariñando con el nuevo ballet. Nijinsky realizó en El Espectro de la Rosa la mayor hazaña de su carrera. De un salto atravesaba todo el escenario y desaparecía por la ventana. Era el final del ballet. De pronto la escena quedaba en silencio; Nijinsky había desaparecido, la muchacha se hallaba sola en el centro. Descendía el telón.

Ponto se hizo famoso en todo el mundo el extraordinario salto de Nijinsky. La prensa lo mencionaba. Después del estreno un empresario de Londres rogó a Nijinsky que le enseñara las zapatillas para ver si tenían las suelas de goma. Algunos registraban el escenario en busca de un trampolín o de otros dispositivos mecánicos. Jean Cocteau entraba cada día en los vestuarios, esperando dar alguna vez con el truco que utilizaba Nijinsky para efectuar aquel salto.
Entre bastidores se agolpaban gran número de curiosos. Los técnicos interrumpían su trabajo. Los electricistas, los mecánicos del Teatro suspendían su trabajo para ver el famoso salto final. Hasta que un día, Diaghilev ordenó que fueran desalojados los bastidores. Después de cruzar la ventana, Nijinsky caía sobre una malla e inmediatamente le era practicado un masaje.

El Espectro de la Rosa fue una creación personal de Nijinsky. Pocos artistas han logrado dar a este ballet la expresión que requiere. Parecía que el genial bailarín se encontraba verdaderamente a sí mismo en aquel baile. Nijinsky y el ballet pasearon triunfalmente por todos los teatros de Europa.
En España la compañía de los Ballets Rusos fue acogida con éxito y entusiasmo, actuando durante temporadas en San Sebastián, Madrid y Barcelona, así como en otras ciudades. Durante la Primera Guerra Mundial, con todos los contratiempos que aquel terrible acontecimiento supuso para el mundo artístico, el rey Alfonso XIII les ofreció su mecenazgo.



En Barcelona, se presentaron en el Gran Teatro del Liceo el 24 de junio de 1917. El programa estaba formado por Las Sílfides (música de Chopín), Carnaval (Schumann), Danzas polovtsianas de la ópera El Principe Igor (Borodin), y Scherezade (Rimsky-Korsakov). En días sucesivos aparecieron otras muestras de ballet ruso e internacional de primera calidad. El público y la crítica convirtieron al excepcional Nijinsky en la figura más destacada del conjunto. Bailó El Espectro de la Rosa junto a Lydia Lopokova y algunas de sus mejores piezas del repertorio.
El diario La Vanguardia, decía: "Fue para muchos una sorpresa hallarse con un espectáculo nuevo y refinadamente artístico, un espectáculo que se separa de todo lo visto hasta ahora, una maravilla..." "Nijinsky, artista prodigioso por su expresión, es el intérprete único, incomparable, de las concepciones de Fokine. Sobresale entre todos, pero todos son notabilísimos".

En 1929 moría Sergei Diaghilev y los Ballets Rusos se disolvieron. Pero nuevas y magníficas compañías seguirían sus pasos y continuarían ofreciéndonos las más bellas obras del mágico arte de la danza.

Fuentes consultadas: El Espectro de la Rosa ( J. Martin) Historia del Gran Teatro del Liceo (Roger Alier) Wikipedia

A continuación podemos ver otra excelente versión de "El Espectro de la Rosa"

10 julio 2009

El Sueño de una Noche de Verano


William Shakespeare escribió alrededor del año 1595, apartándose del estilo dramático de sus conocidas obras, una deliciosa comedia romántica que tituló "El Sueño de una Noche de Verano" (A Midsummer Nigth's) considerada como uno de los grandes clásicos de la literatura teatral mundial.
Se desconoce con exactitud cuando fue escrita y representada por primera vez, aunque por algunas referencias indirectas se supone que fue entre 1594 y 1596 quizá con motivo de una boda aristocrática, la de Sir Thomas Berkeley y Elizabeth Carey o también para una celebación de la Reina.
Al parecer Shakespeare se inspiró en un relato del libro "The Canterbury tales" (Cuentos de Canterbury) de Geoffrey Chaucer, aunque también pudo hallar referencias en obras de autores griegos clásicos como Ovidio y Apuleyo, y narra las aventuras de cuatro jóvenes amantes atenienses durante una noche de estío en un bosque iluminado por la luz de la luna y el divertido enredo que se produce entre ellos y numerosos personajes mitológicos que lo habitan y aparecen por allí.

Oberón, Titania y los duendes del bosque

La acción se desarrolla en la Grecia de la antigüedad y el argumento gira entorno a la próxima boda de Teseo, duque de Atenas, con Hippolyta la Reina de las Amazonas. Al mismo tiempo, Egeo quiere casar a su hija Hermia con Demetrio, a lo cual ella se niega porqué esta enamorada de otro joven: Lysandro. Según una antigua ley ateniense si no obedece a su padre deberá morir, pero Teseo le ofrece la solución de consagrarse a la diosa Diana como sacerdotisa. Al anochecer Hermia y Lysandro huyen hacia el bosque, pero antes Hermia confía su secreto a su amiga Helena que está enamorada de Demetrio sin ser correspondida. Helena no puede evitar contar lo que sabe a Demetrio y ambos también marchan hacia el bosque.

Es una hermosa noche de verano, en el aire flotan mezclados los delicados aromas de arbustos y flores, se escucha el suave murmullo de un arroyo y la luna ilumina con su luz misteriosa el bosque.
El rey de las hadas Oberón y su esposa la reina Titania llegan con su séquito de duendes y hadas comenzando una discusión pues Titania no quiere entregar a su "niño cambiado" (niño humano recién nacido que las hadas o trolls cambiaban por uno propio) por otro que le ofrece su esposo.



El travieso Puck en un cuadro de Joshua Reynolds

Contrariado, Oberón pide a su fiel servidor el duende "Puck" que busque el jugo mágico de una flor, el cual rociado sobre los párpados de quien está dormido le hace enamorarse locamente del primer ser que ve al despertar.
La presencia de las dos parejas que se han refugiado en el bosque es observada por los seres mágicos. Demetrio rechaza a Helena y cuando Puck aparece con la flor Oberón le pide que también rocíe los ojos de áquel, mientras él lo hace con Titania. Pero Puck se equivoca y moja a Lisandro quien al despertar ve a Helena y va tras ella enamorado, mientras Demetrio persigue a Hermia y ésta a Lisando. Entonces son los dos hombres que se disputan a Helena y se retan a un duelo.
Llegan al bosque un grupo de seis personajes para ensayar una representación sobre Pyramus y Thisbe, que se prepara para la próxima boda. Cuña, el carpintero (que interpreta al Prólogo), Ensamble, el ebanista (el León), Canilla, el tejedor (Píramo), Flauta, apañador de fuelles (Tisbi), Gazuza, el sastre (el claro de luna) y Soplete, el caldedero ((la pared).

De nuevo Puck comete una travesura y convierte la cabeza de Canilla, el tejedor, en la de un asno. Los demás huyen aterrados y cuando fatigado se pone a descansar, lo hace cerca de donde está Titania quien al despertar se enamora de él y le prodiga todas sus atenciones.
Finalmente, después de una noche muy agitada para todos, Oberón restablece el orden y la normalidad, con excepción de Demetrio a quien deja enamorado de Helena, para que Lisandro y Hermia puedan gozar tranquilos de su amor.
Al amanecer desaparecen Oberón, Titania, las hadas y los duendes y llega al bosque una partida de caza presidida por Teseo e Hipolita. Encuentran a las dos parejas de felices enamorados y por este motivo Teseo decide invalidar las demandas de Egeo y ordena que se celebren las tres bodas a un tiempo. Todos los protagonistas de la historia convienen que cuanto ha sucedido horas antes ha sido un sueño, el mágico sueño de una noche de verano.


Felix Mendelssohn (de quién este año se cumple el doscientos aniversario de su nacimiento), compuso cuando tenía tan sólo diecisiete años, una Obertura para esta obra de Shakespeare, después de haber leído su traducción al alemán.
Considerada una de las obras más perfectas compuesta por un músico a esa edad, refleja el pleno romanticismo de la época mezclado con elementos clásicos y efectos instrumentales realistas.
Se abre con cuatro de los acordes más evocadores de la música, Heinrich Eduard Jacob, en su biografía del compositor, dijo que Mendelssohn había tomado notas después de oir la suave brisa del atardecer en el jardín familiar. Luego, a través de distintos temas, la composición va describiendo los personajes y situaciones de la obra de Shakespeare.

Se estrenó al año siguiente, el 20 de febrero de 1827, en un concierto dirigido por Carl Loewe que tuvo lugar en Stettin (ahora Szczecin, Polonia). Mendelssohn viajó 80 millas a través de una tempestad de nieve para asistir a su primera aparición pública, donde además él y Loewe actuaron como solistas en el concierto para dos pianos de Weber.
En 1842, dieciseis años más tarde, Mendelssohn era el director del King's Academy of the Arts, y de la Leipzig Gewandhaus Orchestra. En octubre del año anterior se había representado con éxito su obra Sophocles Antigone en el New Palace de Postdam y complacido por esta obra, el rey Federico Guillermo IV de Prusia le encargó música para acompañar la obra de Shakespeare. Mendelssohn añadió entonces más piezas a su Obertura: el delicioso scherzo, el intermezzo, el romántico nocturno y la famosísima "marcha nupcial", así como varios números cantados por voces femeninas. Se estrenó el 14 de octubre de 1843 en Postdam y se acostumbra a tocar en concierto sus números musicales, aunque merece escucharse toda la obra por su belleza e inspiración.
En 1964 el famoso coreógrafo inglés Sir Frededick Ashton, creó un hermoso ballet con la música de Mendelssohn, tiulado The Dream (El Sueño) que estrenaron los bailarines del Royal Ballet de Londres, Antoinette Sibley y Anthony Dowell.


A continuación podemos escuchar la Obertura y otros fragmentos de "El Sueño de una Noche de Verano"