Pianista brillante y también compositor, en su juventud obtuvo éxito en los salones de París dirigido y representado por su padre quien siempre deseó convertirlo en una gran figura. A los veinticuatro años se enamoró de una alumna a la que daba clases de piano y para poder casarse con élla tuvo que enfrentarse a su padre y finalmente alejarse de él.
A partir de entonces su vida fue sencilla y modesta, dedicado a su trabajo y a su familia. En 1853 su amigo el Abate Dancel le ofreció el puesto de organista de su iglesia de Saint-Jean y en 1858 cuando tenía treinta y seis años, pasó a tocar el magnífico órgano de la iglesia de Sainte-Clotilde, cargo que ocuparía hasta el final de su vida.
En 1872 a los cincuenta años, es nombrado profesor de órgano en el Conservatorio, lo que significa por fin, un reconocimiento oficial a sus méritos. A partir de entonces comienza a escribir la mayoría de sus mejores composiciones y aquí encontramos una semejanza con Anton Bruckner, también organista de iglesia y compositor tardío.
Falleció el 8 de noviembre de 1890, a los 68 años a consecuencia de una pleuresía. Hasta el último momento siguió componiendo .
En la música de César Franck predomina un cromatismo sombrío aunque de especial belleza y participa de cierto misticismo quizá debido a su profesión de organista de iglesia durante muchos años.
Biografía de César Franck
El órgano de la iglesia de Santa Clotilde en París
El 15 de marzo de 1885 se estrenó la obra de Franck titulada Les Djinns, que fue uno de los pocos éxitos que había obtenido el compositor hasta entonces. El solista al piano fue Louis Diémer y el compositor, agradecido, le prometió alguna cosa nueva para él. Durante el verano comenzó a componer las Variaciones Sinfónicas para piano y orquesta y las terminó en diciembre del mismo año.
El estreno tuvo lugar el 1 de mayo de 1886 en la Salle Erard de París, durante el concierto anual de la Société Nationale de Musique dirigido por el propio autor, pero al parecer la acogida fue sólo discreta, quizá por su parecido con Les Djinns, lo cual le restaba novedad. Una segunda interpretación tuvo lugar el 30 de enero de 1887, en un concierto donde todas las obras eran de Franck, esta vez dirigiendo Jules Pasdeloup y con Diémer también de solista, aunque tampoco logró impresionar.
La Salle Erard de París
Poco a poco las Variaciones fueron incorporadas al repertorio de pianistas importantes, siendo dadas a conocer y apreciadas como una de las mejores de su autor. Más adelante, figuras como Brahms y Dvorak manifestaron también su admiración por esta obra.
Los discípulos del compositor, futuros nombres ilustres de la música francesa: Vincent d'Indy, Henri Duparc, Paul Dukas, Ernest Chausson, defendieron siempre antes y después de la muerte de Franck la categoría de las Variaciones Sinfónicas.
Las Variaciones no son propiamente una obra concertante, sino una novedad en el género, en la que dos temas opuestos son desarrollados por el piano y la orquesta a lo largo de tres movimientos que se suceden sin interrupción. Se han descrito como una de las obras más originales y perfectas en su categoría, mezcla magnífica de piano y orquesta, con una evolución contínua de ideas y un tema creciendo en varios otros.
Personalmente, encuentro a esta obra fascinante y misteriosa, la música parece llevarnos hasta lugares desconocidos sin acabar de desvelar su secreto, y la parte del piano es de una expresividad que cautiva.
Conozcamos lo que el crítico musical Alec Robertson (1892-1982) escribió sobre esta obra.
La única manera de hacer clara la forma de las Variaciones Sinfónicas es mediante el uso de uno de aquellos planes matemáticos que parecen tan complicados sobre el papel, hasta que uno escucha la música. En la obra hay, sin pausa, cuatro secciones claramente definidas, que son las siguientes:
Introducción: Temas A, B, C
Primer movimiento: A, con seis variaciones
Segundo movimiento: Interludio, basado en B
Tercer movimiento: Unión de A y B, con la presencia de C
Introducción. Al igual que en el quinteto para piano de Franck, la cuerda ejecuta un áspero tema, al cual el piano responde serenamente. La orquesta contesta al piano en la misma forma áspera con que comenzó y luego éste replica con C, en la zona más aguda del registro, un tema del que se hará gran uso en el final. Dos frases para cuerda y madera, una pizzicato y staccato y la otra legato, apuntan en la forma eventual de A, pero inmediatamente son reemplazadas por una variación de B para el piano sólo. El tema A se escucha en su primera forma en la cuerda, mientras el piano replica con C y B (en este orden). C nos conduce al final de la Introducción.
El piano solo nos proporciona ahora A como tema para seis variaciones, cada una de ellas precipitándose hacia la siguiente, siendo empero de fácil identificación. Por ejemplo, la II ejecuta el tema en los violines y violoncelos, y en la IV el piano subraya las fuertes explosiones de la orquesta. La VI y última variación se presenta en tiempo mucho más lento, y al principio los violoncelos ejecutan "a solo" el tema, por debajo de la ondulante parte asignada al piano.
Un maravilloso cambio de mayor a menor y un súbito silencio, nos conducen al Interludio, el místico corazon de la obra. Los violoncelos ejecutan ahora el tema B, el cual no se había escuchado desde la Introducción, con el piano y los primeros violines iluminando la nota aguda de cada uno de los arpegios, en plena ascensión a través de las más encantadoras curvas melódicas.
Y de este modo llegamos al final , Allegro non troppo, en el cual por debajo de un trino del piano, las dos primeras notas de los temas A (fagot) y B (obóes) se funden. Luego B se convierte en la celebrada frase que parecen sugerir los murmullos de violoncelos y contrabajos. Ahora C, con fuoco en el piano se muestra plenamente. Y de esta forma, con una sección más lenta en el piano solo (casi hasta la conclusión), en la cual todos los temas parecen estar reflejados, esta gran obra prosigue su sonriente camino hacia el final.
Variaciones Sinfónicas de César Franck. Al piano György Cziffra
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