A menudo llamado "El viento de invierno", debido a su tono agudo y súbito y su rapidez, requiere de mucha destreza y habilidad.
El número 11, en La menor, es el penúltimo de los doce Estudios opus 25 para piano compuestos por Frédéric Chopin. Lo escribió en 1836 y fue publicado por primera vez junto con todas las demás piezas del grupo en 1837, en Francia, Alemania, e Inglaterra.
La primera edición francesa indica una métrica con compás 4/4, pero el manuscrito y la primera edición alemana indican el compás 2/2. Los primeros cuatro compases que caracterizan la melodía se añadieron poco antes de su publicación siguiendo el consejo de un amigo suyo, Charles A. Hoffmann. Hoy se nos hace difícil imaginarlo sin este característico comienzo.
Al escuchar las primeras notas, uno podría estar inclinado a creer que la pieza se mantiene así de simple, pero nos aguarda una sorpresa. Una vez que esas cuatro barras han terminado, la composición se vuelve infinitamente más difícil.
El trabajo para los dedos de la mano derecha puede llevar semanas de ensayo. La mano derecha también se ve dificultada por el hecho de que hay dos melodías: la melodía "top" es la que crea una escala cromática en la quinta barra (la primera, tercera, quinta, etc. notas), y el "fondo" melodía actúa como acompañamiento. Esto no sería problema, excepto que cada otra nota cambia melodías. La mano izquierda no es técnicamente difícil, pero bastante agotador para tocar, debido a los constantes enormes saltos que pueden llegar a tres o cuatro octavas.
Monumento a Chopín |
Estudio Op. 25, N ° 11 es un estudio de la destreza de la derecha y la flexibilidad de la izquierda. Ambas manos juegan un papel importante a lo largo de la pieza; la melodía es cantada a través de la pesada mano izquierda y la mano derecha contribuye con escalas rápidas y arpegios. Este estudio debe ser interpretado con mentalidad polifónica, el tratamiento de las dos manos como melodías independientes que trabajan juntos, en un dueto para un intérprete.
El escritor y crítico de música estadounidense James Huneker, en su prefacio a la edición Schirmer de los Estudios de Chopin, hizo esta famosa afirmación sobre el estudio: "hombres (y mujeres) con poco espíritu y temperamento, no importa cuán ágiles sean sus dedos, no deberían tocarlo".
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