Rafael Orozco tiene un sitio de honor entre los grandes pianistas españoles. Queremos dedicarle desde aquí un pequeño homenaje, manifestando la admiración que siempre hemos sentido hacia él como intérprete.
Nació en una familia de músicos, el 24 de enero de 1946, en la andaluza ciudad de Córdoba, cuna de muchos personajes históricos importantes, entre ellos el filósofo Séneca y el pintor Julio Romero de Torres. Después de las primeras lecciones, a los siete años se matricula en el Conservatorio Superior de Música, donde su tía Carmen y su padre Pedro Orozco, son profesores y maestros inolvidables de muchos pianistas.
Vista de Córdoba al anochecer, en primer plano el río Guadalquivir y la ciudad al fondo.
A los trece años se traslada a Madrid para estudiar en su Conservatorio, donde tendrá como maestros a José Cubiles, M. Carra y F. Cales. Le son concedidas importantes becas para ampliar sus estudios y el Primer Premio de piano del Conservatorio. Muy joven realiza conciertos en Madrid, Siena, París y Londres, y gana varios concursos internacionales de Europa. Durante el verano de 1964 asiste a las clases de Guido Agosti en la prestigiosa Accademia Chigiana, de Siena y poco tiempo después empieza a trabajar con el pianista búlgaro Alexis Weissenberg.
En septiembre de 1966, a los veinte años, gana el Primer Premio en el Concurso Internacional de piano de Leeds (Gran Bretaña). Este premio representa un gran éxito para su carrera profesional, pues le proporciona contratos en los Festivales de Leeds, Edimburgo, Cheltenham, Aldeburgh, en los Promenade Concerts y giras artísticas por Europa y América.
La protección y admiración de personalidades como Karajan, Giulini, Barenboim, Mutti y Maazel, le permitieron sus primeras colaboraciones con las orquestas y festivales más importantes. Desde entonces, Rafael Orozco actuó en los cinco continentes.
Poseedor de una técnica impecable y vigorosa, una expresividad limpia y brillante, una refinada sensibilidad y de un virtuosismo ennoblecido y veraz, sus interpretaciones tienen valor de revelación, logrando situarse entre los pianistas españoles más destacados y con mayor presencia en la escena musical internacional.
Sus grabaciones en disco más recordadas son los cuatro conciertos para piano y orquesta de Rachmaninov y la Suite Iberia de Isaac Albeniz, por la cual le fue concedido el "Gran Prix du Disque" en Francia. Otros autores favoritos de Orozco fueron Chopin, Mozart, Beethoven, Brahms, Listz y Schumann.
Rafael Orozco nos dejó demasiado pronto. Después de una larga enfermedad falleció en la ciudad de Roma (Italia) el 24 de abril de 1996. Tenía cincuenta años.En 1987 le fue concedido el título de Hijo Predilecto y la Medalla de Oro de su ciudad. En 1990 recibió la "Fiambrera de Plata" concedida por el Ateneo de Córdoba. Despues de su muerte, el Conservatorio Superior de Música de Córdoba, pasa a llamarse "Rafael Orozco".
La famosa Fontana de Trevi, en Roma.
Reproducimos aquí unas palabras del Director del Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco, con motivo del décimo aniversario de la desaparición del pianista.
"Lo cierto es que la memoria de Rafael Orozco, como la de tantos eximios intérpretes, se va perdiendo, a pesar de puntuales iniciativas dignas del mayor encomio; como las llevadas a cabo por Radiotelevisión Española, al sacar a la luz magistrales interpretaciones de Orozco, existentes en el valioso archivo sonoro del ente público. Aun así, no deja de ser una verdadera lástima que la importante discografía orozquiana (con los sellos EMI, Philips y Auvidis Valois) vaya quedando descatalogada ante los imperativos del mercado.
Ciertamente, éste es el triste sino de los intérpretes, incluso de los grandes como Orozco; en efecto, un destino del que sólo escapan contadas figuras legendarias, pero pocos más. Por lo que sólo podrían cambiar las cosas si las mencionadas casas discográficas acometieran remaesterizaciones de aquellos discos de vinilo grabados en los años sesenta, setenta y principios de los ochenta, y la sucesora del sello francés en que Rafael Orozco hizo sus últimas grabaciones, ya en compacto, hiciera reediciones de éstas. Si no es así, habría que esperar que instituciones o entidades públicas o privadas se implicaran en la recuperación de ese formidable testimonio del arte pianístico de Orozco.
Lo que constituye el legado de un artista que vivió apasionadamente para la música y el piano. Un virtuoso que encandiló a los más exigentes públicos de Europa, América o Japón, con actuaciones memorables en escenarios como el Carnegie Hall de Nueva York, el Musikverein vienés, el Teatro Colón de Buenos Aires, el Concertgebouw de Amsterdam, el parisino Teatro de los Campos Elíseos... O el Royal Albert Hall de Londres, imponente sala en la que actuó en incontables ocasiones, pues fue en el Reino Unido donde Orozco comenzó su carrera y donde más tocó.
Y así, tras triunfar en los principales festivales ingleses (Edimburgo y Aldeburgh, entre otros) y con las grandes orquestas londinenses (New Philharmonia, London Philharmonic y, especialmente, la Royal Philharmonic, con la que grabaría la integral de los conciertos de Rachmaninov), la carrera de Orozco se proyectó a todo el mundo, convirtiéndose en frecuente su presencia en los Estados Unidos (con las orquestas de Chicago, Cleveland, Los Angeles o Filadelfia), Australia o Japón, y confirmándose como uno de los grandes en Europa. Y todo esto no pueden dejar de conocerlo las nuevas generaciones de pianistas".
Escuchemos a Rafael Orozco interpretando los Preludios de Chopín, opus 28, nºs 7, 8, 9, 10, 11, 12 y 13. Es una grabación de 1968, cuando contaba veintidós años.
2 comentarios:
Vi Rafael Orozco tocar en Pollensa, mallorca a mediados de los años 80, y fue uno de los conciertos más bellos y conmovedores que he escuchado en mi vida. Ya conocía su grabación de los Preludios de Chopin, que para mi iguala a cualquier de los grandes, incluido la de Rubenstein. Pero aún así me sorprendió tanto la delicadeza como la fuerza con las que interpretó la música de esa noche. El concierto se dío en el claustro de un convento, en el exterior, bajo el cielo de verano. Recuerdo que hacía el final del concierto, creo que durante precisamente un preludio de Chopin, empezo a llover ligeramente, y tanto fue el poder de su actuación que nadie se movió hasta el final de la pieza, tal fue el poder de encantamiento de Rafael. Siempre lo recordaré como una de las cumbres de mi vida musical. Soy norteamericano, crito de música (durante muchos años fue editor de música clasica de la revista Music and Media, y escribí también para la revista Billboard sobre la música española). Gracias por ofrecer esas grabaciones de un disco que ya no tengo. Ojalá alguien lo edite en CD...
Un saludo,
Terry Berne
Madrid
Agradezco mucho su visita y comentario. Yo era muy joven cuando compré este disco sin conocer aún a Orozco y enseguida me sentí fascinada por su forma de tocar el piano. No comprendo porqué una grabación importante como esta no se ha editado en cd; cosas de las discográficas... El disco lo conservo como un tesoro. Cuando me sea posible pondré aquí la obra completa para compartirlo y que al menos lo puedan escuchar los admiradores de Orozco.
Creo que es de justicia darlo a conocer y que no se olvide esta grabación admirable.
Un cordial saludo.
Le adjunto un link donde se puede comprar el mismo vinilo que yo tengo. Debe ser usado, pero quizá esté en buenas condiciones:
http://cgi.ebay.ca/RAFAEL-OROZCO-CHOPIN-24-PRELUDES-OP-28-UK-EMI-HQS-1125-/380335934673
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