Giuseppe Tartini (8 de abril de 1692 – 26 de febrero de 1770) fue un músico italiano, violinista, compositor y estudioso de la música de su tiempo (barroco). Es considerado uno de los mayores virtuosos del violín de su época y sus innovaciones en el estudio del instrumento solo fueron superadas con la llegada de Niccolò Paganini (1782-1840).
La figura y obra de Tartini plantean muchas incognitas, algunas de ellos sin resolver todavía hoy. Su propia vida, que recuerda a la de San Agustín en sus dos frases contrapuestas de inquietud juvenil y de vejez mística, es un enigma si se compara con la de los principales músicos del siglo XVIII.
Tartini nació en Pirano (actualmente llamada Piran, en Eslovenia), una ciudad en la península de Istria, por aquel entonces de la República de Venecia. Era hijo de Catalina Zangrandi (natural de Piran), y de Giovanni Antonio (natural de Florencia), funcionario de la República de Venecia, que se había establecido en Pirano en 1685. A Giuseppe, segundo de cuatro hermanos, su padre lo destinó a la carrera eclesiástica. Estudió primero en la escuela del Oratorio de San Felipe Neri, completando las enseñanzas en Capodistria en el colegio "Dei padri delle scuole" donde entre otras materias aprendió música y violín.
No quería hacerse franciscano y en 1708 se marchó a estudiar derecho durante dos años en la Universidad de Padua, donde destacó de forma brillante. Sin embargo, demostraba mayor interés por el violín, que había empezado a tocar a los 12 años, y por la esgrima (numerosos duelos con sus compañeros de estudio revelan en Tartini un carácter intransigente e inquieto). Al morir su padre en 1710 pudo abandonar la carrera eclesiástica y seguir estudiando en París o Nápoles, pero se enamoró de Elisabetta Premazore, una mujer dos años mayor que él a la que daba lecciones, y que pertenecía a la familia del poderoso obispo de Padua, Giorgio Cornaro. Se casó en secreto y este matrimonio supuso su desgracia pues tuvo que huir hacia Roma, disfrazado de peregrino, temiendo las represalias de la familia de ella que lo acusaban de secuestro.
Tartini, supuesto retrato anónimo del siglo XVIII
Después vagó de un lugar a otro hasta encontrar refugio en el Convento de San Francisco, en Asís, protegido por su pariente el fraile Giovanni Battista Torre, quien le escondió por dos años y le animó a mejorar sus conocimientos de violín, olvidado desde sus días de escuela. El maestro organista del convento, el célebre Bohuslav Matěj Černohorský, le dio lecciones de música. Además, esos años de tranquilidad le cambiaron el carácter, superficial y pendenciero, a afable y modesto. Su retiro habría durado más si un día no hubiera sido reconocido cuando tocaba en el coro de la iglesia. Supo entonces que el obispo le había perdonado y que le buscaba para que se reuniera con Elisabetta, quien había quedado recluida en un convento de Padua.
De regreso a Padua fue solicitado para que formara parte de una academia que quería crear el rey de Polonia. Parece que al escuchar al famoso violinista Veracini e impresionado por su técnica innovadora dejó a su esposa en Pirano, junto a su hermano, y se retiró a Ancona a profundizar en el estudio del violín. A partir de 1714 ya había creado una distinta manera de tocar con una nueva técnica de manejo del arco, todavía vigente, e introdujo mejoras en las cuerdas. Sin embargo, su aporte más importante fue descubrir el llamado "Tercer sonido" el fenómeno acústico de la combinación tonal, cuando se producen simultáneamente dos notas y se mantienen durante un tiempo, se percibe una tercera nota. Este fenómeno se denomina sonido diferencial o sonido de Tartini.
Rufdolf von Alt - San't Antonio in Padua (1838)
Los progresos perseguidos no se hicieron esperar y en 1717/18 era primer violín en la orquesta de Fano. Más tarde,el interés que despertó en Gerolamo Gustiniani, padre de su alumno Gerolamo Ascanio le abrió las puertas de la orquesta de la Basílica del Santo de Padua (16 de abril de 1721), de donde fue <primer violín y director de concierto>, cargo que le fue conferido sin tener que pasar ningún examen, sólo por su fama (por ser sonator singolare), con un sueldo de 150 florines anuales. A partir de entonces, la habilidad de Tartini mejoró enormemente y en 1721 fue designado como director de la orquesta de San Antonio de Padua, una de las mejores de Italia, formada por unos cuarenta músicos.
En 1723 viajó a Praga con su amigo Antonio Vandini para participar en las celebraciones musicales de la coronación de Carlos II como Rey de Bohemia. Al término de las fiestas, Tartini y Vandini optaron por quedarse en Praga y prestar sus servicio a la familia del Conde Kinsky y también del príncipe Lobkowitz.
En 1726, debido a los problemas de salud de Tartini por el clima de Praga, vuelven ambos a Italia. Tartini se establece definitivamente en Padua, donde continua su trabajo de músico en la basílica de San Antonio. Su contrato le permitió ofrecer conciertos fuera de Padua; así tocó en Parma (1728), Bolonia (1730), Camerino (1735), Roma (puede que en 1737), Ferrara (1739), Verona y con frecuencia en la cercana Venecia. Su afán por la enseñanza le movió a crear en 1728 la "Scuola delle Nazioni" (Escuela de las Naciones), escuela de violín que atrajo a estudiantes de Italia, Francia, la Alemania Imperial, Inglaterra y otros países de la Europa del XVIII. Algunos de ellos llegaron a ser grandes violinistas: Pasquale Bini, Domenico Ferrari, Pietro Nardini, Domenico Dall'Oglio, Joseph Touchemoulin, Pierre la Houssaye, Carminati, Magdalena Lombardini, Antonio Capuzzi y Francesco Salieri, que dio clases de violín a su hermano menor, el futuro compositor Antonio Salieri.
Gradualmente, Tartini experimentó un gran interés por la teoría de la música, la armonía y la acústica, y desde 1750 hasta el final de su vida, publicó varios tratados. Se jubiló en 1756, con derecho a seguir cobrando su sueldo completo, cuando su fama se había extendido por toda Europa. Sin embargo pese a tener la vida resuelta, no abandona la enseñanza, fundamental para dejar un legado estilístico y técnico. Tartini fue el primer propietario conocido de un violín fabricado por Antonio Stradivari en 1715. Este violín lo heredó su discípulo Signor Salvini, que a su vez lo dejó a Karol Lipinski, de quien deriva el llamado Stradivarius Lipinski.
Giuseppe Tartini falleció en Padua, el 26 de febrero de 1770, a los 77 años. Su esposa Elisabetta le había precedido en 1768. Los restos de ambos se guardaron en la Iglesia de Santa Catalina.
Se estima que Tartini compuso cerca de 150 conciertos y unas 100 sonatas para violín, de las cuales su famosa "Trino del diablo" lo hace popularmente conocido hoy en día. La cronología de sus obras plantea muchos problemas ya que muchas de ellas no se han impreso todavía (se conservan escritos teóricos y documentos familiares en la Biblioteca Cívica de Piran, hay muchos manuscritos musicales en el Archivo Musical de la Basílica de San Antonio de Padua, otros se encuentran fuera de Italia, y existen copias manuscritas en fondos musicales famosos, como Venecia y Nápoles). Todas las obras publicadas en vida del autor pertenecen al período 1728/50 (aunque su primera composición data de 1724).
Título de la Obra Violin Concerto in A minor
Compositor Tartini, Giuseppe
Holograph manuscript, n.d.(ca.1700s)
Bibliothèque nationale de France, Musique (F-Pn): MS-9795 #12.
Número Opus/Catálogo GT 1.a03; D. 113 I-Número de Catálogo IGT 28
Instrumentación violin, strings, continuo
El Concierto D 113, está compuesto en La menor, una tonalidad raramente utilizada por Tartini: sólo nos han llegado cinco conciertos en esta tonalidad. En esta obra, perteneciente al segundo período de actividad del compositor, el Allegro inicial presenta una escritura instrumental muy virtuosa que culmina en una gran cadencia de gran dificultad. El segundo movimiento es extraordinario: un lúgubre y cantabile Grave en mi menor, una suerte de largo soliloquio de fascinante lirismo. El concierto termina con un Allegro en tempo de marcha rápida, típicamente de carácter galante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario